Para nadie es un secreto que Youtube es una gran plataforma para obtener exposición y generar ingresos. Cientos de youtubers alrededor del mundo han demostrado el hecho, pero ¿qué pasa cuando se pierden 4 millones de seguidores en menos de una semana?
Esto fue lo que le sucedió a James Charles, youtuber de belleza que logró ubicarse entre los 150 con más suscriptores dentro de Youtube.
Con apenas 19 años, Charles tenia una base de seguidores mayor a 16 millones de suscriptores gracias a los videos sobre trucos de maquillaje y belleza que subía de forma regular.
Esos 16 millones en menos de una semana se redijeron en cuatro millones, lo que supone un nuevo récord en Youtube en cuanto a la mayor caída de seguidores de un canal en tan poco tiempo.
Traición y mala publicidad
Las razones de esta desbancada fueron explicado por la influencer y estilista de Hollywood Tati Westbrook, quien como mentora del youtuber afectado explica en un video de 43 minutos (el cual ya acumula 45 millones de visualizaciones) por qué a decidido desacreditar a su exitoso pupilo.
De acuerdo con lo expuesto por Westbrook durante la pasada edición del festival Coachella, Charles se encontraba en lo que él consideraba una situación de desprotección al no contar con suficiente personal de seguridad. La marca de belleza SugarBearHai ofreció a su equipo de seguridad para proteger al youtuber, gesto que después fue agradecido por Charles en sus redes, mediante diversas menciones publicitarias.
Es justo aquí en donde está el mayor problema, ya que SugarBearHai es competencia directa de Halo Beaty, firma de la que es propietaria Westbrook.
Las reglas no dichas en digital
Má allá del resto de las acusaciones que se hacen en el material de más de 43 minutos, la guerra de youtuberse que costaron cerca de 4 millones de suscriptores a uno de ellos, permite ver entre líneas las reglas no dichas de la publicidad en digital cuando la tendencia se lee desde el terreno de los influencers.
Las estrategias de comunicación basada en los influencers ha abierto un mercado que se estima alcance un valor en redes como Instagram de 2 mil 380 millones de dólares durante 2019, según Mediakix.
La cantidad de dinero que se puede ganar o perder en este terreno es simplemente abrumador. De hecho, a decir de un estudio de Captiv8, el fraude de los falsos influencers cuestan a las marcas más de 200 millones de dólares.
Es por ello que las firmas son cada vez más cuidadosa al momento de adentrarse a este terreno, mismo que si bien no es nuevo, si es poco entendido por muchos de sus jugadores.
En particular, una gran parte de los influencers entran en esta categoría. Estos personajes que -presumiblemente- de la nada ganaron popularidad para hacer de cada post una fuente nada menor de ingresos, parecen no entender de contratos y acuerdos comerciales que en la esfera publicitaria más tradicional son algo común.
Ingresos a cambio de un perfil
Y es que al aceptar patrocinar una marca, los influencers deben entender que cada uno de sus post, declaraciones o movimientos son los mismos que se asociaran con la firma a la que han aceptado como aliada.
Es cierto que la mayoría de estas acciones -cuando menos en teoría- cuentan con contratos de respaldo. No obstante, lo sucedido con Charles deja en claro que dichos documentos son poco entendidos y llevados a la práctica.
Dando un vistazo a la historia del influencer marketing es posible encontrar muchos casos al respecto.
De tal manera, el acuerdo con un influencer no puede quedar en una mención si en su siguen te publicación mencionará con bombo y platillo a la competencia directa.
Este será un vacío sobre el cual las marcas deberán trabajar. Profesionalizar el “nuevo oficio” es la el gran pendiente que ahora mismo afecta a muchas marca e influencers.