Internacional.- Los youtubers son un fenómeno que trasciende las redes sociales, pero que ni los grandes medios ni las instituciones alcanzan a ver. El desconocimiento del fenómeno detrás del colpaso de “Hola Soy Germán”.
“Germán Garmendia, más conocido como Hola Soy Germán, sufrió un colapso de salud mientras firmaba autógrafos, debiendo ser trasladado a un centro asistencial”. Así publicaron los medios colombianos la novedad. El youtuber, al parecer, luego de estar 12 horas seguidas firmando autógrafos, sufrió una descompensación entre la gran cantidad de gente y el hecho de no haber tenido tiempo para almorzar, según publicó RCN Radio. “Después de recibir los primeros auxilios, Garmendia fue llevado a su hotel en el centro de la ciudad para luego seguir con sus actividades en Colombia”, agregó el medio.
Pero vamos a lo importante
Más allá de esto, el colapso del youtuber “Hola Soy Germán” merece otro análisis, como el que hizo la periodista y bloggera especializada en redes y tecnología Karen De la Hoz. En su artículo “Lecciones del caso del ‘youtuber’ que colapsó la Feria del Libro”, publicado en el blog Noches de Media, la especialista trata de explicar el fenómeno youtuber desde la falta de previsión de las autoridades y la absoluta ignorancia de los grandes medios de comunicación respecto de este tipo de temas.
Luego de comparar la cantidad de suscriptores de Hola Soy Germán (27 millones) con, por ejemplo, el canal de la BBC (3 millones) o con todos los medios colombianos juntos (221 mil), De la Hoz se preguntó: “¿Por qué es relevante hablar de Germán Garmendia?” La respuesta es simple (y la dice ella misma): “Porque fue el protagonista en la Feria. Su presencia la hizo colapsar, agotó boletería y puso en aprietos a la logística del evento, que tuvo que pedir refuerzos a la Policía”.
“Nadie lo vio venir. Esto le pasó incluso a los organizadores, que no tomaron las medidas necesarias para evitar el caos. Y éste es el mismo problema de los medios que buscan captar al público joven: no ven venir las tendencias”, dice acertadamente.
Y continúa: “[los medios] No saben lo que están consumiendo los jóvenes. No dimensionan las cosas que son importantes para ellos. Prueba de esto es que la firma de libros no fue un tema relevante en ningún medio colombiano hasta que se armó el caos. Pero los jóvenes no necesitaron a los medios para saber que su ídolo estaba allí. Él les dijo que estaría esperándolos para ‘conocerlos frente a frente, abrazarlos, estrecharles la mano, darles un Hi5’. Lo hizo con un video anunciando el lanzamiento de su libro”.
Más adelante, la periodista dispara en Noches de Media: “Lo fácil es meter a este chileno en el saco de las trivialidades, ‘otro youtuber hablando de maricadas’. Pero la realidad es que hay muchos jóvenes que lo están escuchando. De allí, con seguridad, hay elementos para rescatar”.
Y al final, un consejo que hay que escuchar: “Todos ganan con las redacciones diversas. Lo hace el público porque obtiene mayor representación, más temas conectados a sus necesidades. También el medio porque incrementa su probabilidad de ampliar su audiencia (y por ende sus ingresos). Germán Garmendia es un tema que hubieran podido anticipar los jóvenes, los periodistas con hijos adolescentes o los gomosos de YouTube en una redacción. Una buena forma para conectarse con la audiencia joven es tener periodistas jóvenes que compartan sus problemas y necesidades. Pero más allá de este caso puntual, son muchos los temas que una redacción diversa puede sortear mejor que una homogénea”.
Recomendamos el artículo completo porque, realmente, hace un gran análisis (disruptivo y diferente) de un hecho que para la mayoría fue trivial: “el problema del youtuber en la Feria del Libro”.
Más repercusiones
Otro periodista, Luis Quintero, en su columna en diario El Tiempo, criticó a los que denostaron a Hola Soy Germán por el suceso. “¿Pero cómo es posible que un pendejo haga colapsar un evento? ¿En qué sociedad vivimos? ¿A dónde vamos a parar? ¿Qué mundo le vamos a dejar a nuestros niños? Lo tildaron de mediocre, de basura, de porquería”, escribió Quintero. “Les habla a los niños y seguramente ellos algo le aprenden. Algo que ellos no sabían. Algo que para ellos era desconocido pero para un público mayor es muy básico. ¿Son contenidos para públicos adultos o con otro tipo de intereses? No, no lo son. Pero creo que sí cumple el objetivo”, agregó.