Muchos periodistas en este país pueden sentir ese temor constante, no saber cuándo una bala impactará en su pecho, pero Lourdes se lo advirtió al mismo presidente de la República en el foro más importante del país y eso no fue suficiente para que el Estado la protegiera y evitara su trágica muerte. 

Lourdes se presentó, de la manera más digna, como reportera del semanario Séptimo Día, frente al primer mandatario y las cámaras expuso un litigio laboral que enfrentaba y en el que estaba involucrado “un personaje fuerte de la política”, que después se sabría era Jaime Bonilla, ex gobernador de Baja California por Morena, con quien mantenía un litigio por un despido injustificado y falta de pago por parte de una de sus empresas. 

Jaime Bonilla, (célebre por intentar violar la constitución con una reforma local que ampliaba a cinco años su mandato), se pronunció tras el hecho, por supuesto, habló del “respeto que él les tiene a los periodistas”; mientras que López Obrador, dimitió con un tradicional “se tiene que investigar”. 

Se ve lejanísimo aquel diciembre de 2018 cuando recién llegado a la silla presidencial, López Obrador prometió proteger al gremio. A medio sexenio es claro que la promesa no se cumplió, por el contrario, le ha quedado grande, muy grande, tan solo en lo que va de su administración 50 periodistas han sido asesinados, de acuerdo con cifras de la propia Secretaría de Gobernación, los últimos tres en enero de 2022.

En lo que va de este año fue asesinado José Luis Gamboa, apuñalado en el puerto de Veracruz el 10 de enero, el 17, el fotoperiodista Margarito Martínez Esquivel fue tiroteado en Tijuana, Baja California y en la misma ciudad el 23 de enero Lourdes Maldonado, afuera de su casa. Lourdes participó en la vigilia en honor Margarito, fue entusiasta en proponer un concurso de foto periodismo con su nombre…

El gremio vive uno de sus peores momentos en la historia reciente del país, a las agresiones y asesinatos se suma el ataque sistemático del presidente con la exposición de nombres de periodistas y señalamientos en la sección a cargo de Elizabeth García Vilchis y del mismo presidente que no pierde oportunidad para denigrar en público a los reporteros, por ejemplo, de El Reforma o El Universal. El delito, seamos claros, es no ser sus incondicionales, sus lamesuelas. 

En lo privado el gremio es golpeado en lo laboral con bajísimos sueldos y jornadas extenuantes y en lo público con golpeteo bajo desde el poder y si no me creen, recordemos el caso Notimex, que encabezado por el sicofante Sanjuana Martínez (pobre, seguro no sabe lo que significa), llegó a la agencia observando de abajo hacia arriba a los periodistas que, en la mayoría de los casos, dedicaron su vida, así sin exagerar, su vida, para que la agencia fuera la segunda más importante en habla hispana a nivel mundial, de eso, no queda nada, por el contrario, reporteros valiosos a los que hicieron renunciar, otros que a meses de conseguir una jubilación fueron despedidos y los más valientes encabezando una lucha laboral durmiendo en carpas afuera de las instalaciones desde hace años. 

Que mal le ha quedado al gremio presidente. ¿Qué imaginaba? A una bola de míseros riendo con sus chistes, eso déjelo a los de la primera fila, los demás están haciendo su trabajo que, por supuesto incluye hacer críticas responsables, señalar sus malas acciones y las de su gabinete, reportar en qué estado se encuentra el país, hacer investigaciones profundas, analizar la realidad.

Señor presidente, cumpla su palabra.