Este 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, por lo cual es el momento ideal para abordar este flagelo, que se presenta como el más grande reto de nuestro sistema de salud: la epidemia de diabetes y obesidad, o si prefiere llamarla así, la diabesidad.
A decir de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, por sus siglas en inglés), 72% de los adultos en nuestro país presenta sobrepeso u obesidad, mientras que el promedio en la organización ronda el 55.6%; en los menores de edad la obesidad y sobrepeso se sitúa en 37.7%, mientras que el promedio de la OCDE es de 31.4 por ciento.
La OCDE también afirma que México es el segundo país con la mayor tasa de obesidad y diabetes en adultos entre los países que la conforman; en obesidad infantil nuestro país se lleva el primer lugar.
La obesidad y sobrepeso, como hemos mencionado antes en esta columna, es un factor de riesgo para desarrollar diabetes, que se ha convertido en el gran mal que aqueja a México, sobre todo porque existe una parte de la población que la padece y ni siquiera está enterada de ello, por lo cual no toma ninguna medida al respecto.
Pero no todo acaba ahí, la Federación Mexicana de Diabetes (FMD) -vigía de este padecimiento en el país- asegura que solo 55% de la población con condición de diabetes sigue el tratamiento indicado por el médico, 27% lo hace sólo al momento que se siente mal y 19% no tiene todavía un tratamiento médico.
Cabe recordar que la primera causa de mortalidad en México son las enfermedades cardiovasculares y el sobrepeso y la obesidad favorecen el riesgo de padecerlas, además de la posibilidad de desarrollar otros padecimientos, como cáncer, lo cual también hemos hablado en este espacio.
Más que el tabaco o el alcohol, la diabetes y obesidad se dan rienda suelta en el país “por dietas mal equilibradas”, bajo consumo de frutas y verduras, además del sedentarismo que impone la vida moderna, sobre todo en ciudades.
Con base en la OCDE, la situación se agrava en México por los deficientes servicios de salud pública, dado que si la atención primaria fuera accesible y de calidad, las personas que padecen esas enfermedades no ingresarían tanto a hospitales ni habría las altas tasas de amputaciones y muertes por infartos por causas prevenibles.
La recomendación de la organización para prevenir la diabetes es tener una dieta balanceada, aumentar el consumo de frutas y verduras, sobre todo estas últimas, disminuir la ingesta de carnes rojas, hacer ejercicio físico de forma cotidiana y evitar el sedentarismo.
No obstante, la reciente aprobación del etiquetado frontal en México, de lo cual hablaremos en una próxima columna, brinda un poco de esperanza al combate de la diabetes, en el sentido de que el consumidor final puede tener una mayor información de los alimentos y bebidas no alcohólicas que excedan en calorías, azúcares añadidos, grasas y sodio, los cuales se deberán indicar en la parte frontal de su envase de una forma clara y simple. De inicio, creemos que se trata de una buena medida, pero como siempre decimos, al tiempo.
La diabesidad en números:
- En 2017, 13% de la población adulta tenía diabetes en México, que es más del doble del promedio de la OCDE y el más alto entre los países miembros.
- Nuestro país tiene la tasa más alta de ingresos hospitalarios por diabetes, 249 por cada 100 mil, respecto a 129 del promedio de la OCDE.
- El número de amputaciones importantes de las extremidades inferiores en México es de 20 frente a 6.4 del promedio de la OCDE.
- Entre 2012 y 2017, el número de admisiones por amputaciones relacionadas con la diabetes aumentó en más de 10 por ciento.
Fuente: OCDE, 2019.