El capital político se construye todos los días. Día a día, todo político va acumulando éxitos, ya sea por su buena interacción en el concierto de las naciones o por reconocimientos ciudadanos debido a las acertadas políticas públicas que gestiona.
La suma de todo esto, forma su capital y solidifica su reputación. Sin embargo, todo hombre o mujer capaz, sabe que, a la hora de tomar una decisión, su capital puede acrecentarse o disminuir dramáticamente.
Las decisiones dentro de una casa de gobierno se toman constantemente; aún no conozco al equipo de gobierno que no haya sufrido por lo menos una crisis al día. Eso no existe en el mundo real. Se gobierna para tomar decisiones y quien decide, es decir el gran tomador de responsabilidades, renuncia a las otras opciones existentes en el escenario para defender con entereza la opción tomada.
Lo anterior, estimados lectores de Merca2.0 es parte de las consideraciones que todo candidato que busca el poder debe prever. Lo debe pensar también todo gobernante en funciones, al poner en común con su equipo de asesores una sola cosa: seguir o bajarse del barco. Se tiene opción de ganar, o no.
El ciudadano de nuestros tiempos es una persona mucho más informada que la generación anterior, y esta afirmación a toda luces ociosa, debe realizarse, toda vez que el gran elector sabe que su voz se escucha y sus alianzas en coaliciones sociales tienen el poder de repicar las campanas del cambio. En algunos países el ciudadano logra imponer sus preferencias y criterios.
Como ejemplos de lo anterior, hemos visto en los últimos meses, las caídas y las restas del capital político de Boris Johnson en Inglaterra; la poca eficacia de las decisiones de Pedro Sánchez en España que perdió una coalición con Unidas Podemos; el lento arranque del canciller alemán, Olaf Sholz, que no ha sumado los puntos de popularidad y liderazgo que a Angela Merkel le sobraban debido a su talento natural para dirigir una nación tan compleja y poderosa como la alemana.
De aquí que coincido plenamente con la frase del actor Michael Douglas, que caracterizó a Andrew Shepherd, en la cinta The American President lanzada en el año 1995, cuando cita: “Tenemos serios problemas en el gobierno y necesitamos de gente seria para resolverlos”, es en términos de comunicación política, contundente y real.
El contexto anterior nos da entrada a lo que sucede ahora mismo en la esfera política norteamericana pues en esta semana el ex mandatario Donald Trump ha anunciado que se postulará a la Casa Blanca apoyándose en el concepto, de que “EUA es ahora una nación fallida inundada por la inflación histórica, rogando a los saudíes por petróleo y por unos medios que se ven a sí mismos, como la policía de la honestidad, burócratas de estado profundo”.
Los analistas políticos americanos ya cuentan con que Trump correrá esta campaña no queriendo decir que será el único postulante, toda vez que el bando republicano analiza lanzar a otras figuras que compitan internamente con el neoyorquino, como lo es el gobernador de Florida, Ron De Santis.
En tanto Joe Robinette Biden, el actual inquilino del Salón Oval, mismo que no pasa por su mejor momento de popularidad, ha dicho: “Mi reelección depende de Trump”.
Los tambores de la comunicación política en USA, suenan de nuevo.
Nos encontraremos más adelante.