Internacional.- La música es el idioma universal, el lenguaje que conecta a los pueblos y a las personas con códigos que van directo a la emoción, de eso no hay duda. Pero el misterio de cómo ese lenguaje se masifica, generalmente tiene que ver con el marketing y el caso de la Hermana Christina es digno de estudio. Apareció en un programa de talentos y reventó las redes sociales; presentó el sencillo de su primer álbum – una insólita elección: “Like a Virgin” de Madonna- sorprendiendo al mundo y desde hace un mes, su segundo single comienza a ganar adeptos.
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Christina Scuccia es un fenómeno. A los 26 años, siendo aún monja, se ha convertido en una rock star. Es cierto que tiene talento, una gran voz y un encanto especial que la hace sobresalir más allá de su condición de religiosa, pero tras ella hay una maquinaria de marketing impresionante que ha aprovechado sus características para transformarla en un ícono, tanto para la Iglesia Católica ( que en su aceptación por esta estrella farandulera aprovecha de generar simpatía y mostrar una cierta tolerancia frente a los hechos mundanos) como para la gente común y corriente, que disfruta del lado más laico de la joven siciliana.
Claramente la idea de presentar su álbum con el emblemático tema de Madonna fue un puntapié genial para su carrera que sigue avanzando, pero lo hace en forma paulatina, lo que puede significar dos cosas: que la Hermana Christian realmente se dedicará a la música en forma profesional, sin abandonar sus raíces religiosas (el tema actual fue hecho especialmente para el álbum y es un homenaje a Dios que tiene muchas visitas, pero no es el boom del primer sencillo) o será un cometa que pasó por el mundo del espectáculo y brilló un rato. Cualquiera de las dos opciones habrá sido posible gracias a la globalización y, por supuesto, al marketing. Bien por ella.