Luego del Quinto Informe de Gobierno que el presidente nos recetó a inicios de mes, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que no solo no ha habido mejoras en el sector salud, sino todo lo contrario. Para ser justos debemos decir lo siguiente: es verdad, este gobierno heredó un sistema de salud con muchas grandes deficiencias en varios sentidos, pero era un modelo que había ido mejorando de forma paulatina durante casi cuatro décadas, independientemente del partido en el poder.
En 2019, recordemos, este gobierno acusó de que había concentración de compras de medicamentos en unas cuantas empresas mayoristas, que solo estaban lucrando con el tema de la salud y que eso no se iba a permitir, lo cual reveló un desconocimiento profundo del mercado y de cómo operan las farmacéuticas en todo el mundo. Hasta los nombres de los mayoristas fueron dados a conocer y se armó un gran alboroto, pero sin nunca levantar un acta ni perseguir judicialmente a nadie.
El “ajuste” que realizó esta administración en aquel momento, la eliminación en los hechos de la compra consolidada y la búsqueda de fármacos en el exterior, a pesar de tener aquí una industria farmacéutica fuerte y consolidada, fue el detonante de la posterior escasez monumental de medicamentos que se sumó a la peor crisis de salud en la historia de México.
Desamparo y sufrimiento
En 2020, año de inicio de la pandemia de Covid-19, se desapareció el Seguro Popular con el fin de romper con el pasado, pero esto causó un desamparo y sufrimiento inmenso a millones de mexicanos, que solo vieron cómo la pandemia avanzaba dejando una alta mortalidad a lo largo y ancho del país en los dos años siguientes.
Por otro lado, la muy socorrida Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2022 reveló que cinco de cada 10 pacientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y seis de cada 10 del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) prefieren la atención médica privada de primer nivel en lugar de recurrir a sus instituciones. Casi el 40% de ellos opta por consultorios cercanos a las farmacias debido a su conveniencia y disponibilidad. En este mismo espacio hemos comentado, en otras ocasiones, que sería imposible que los institutos de seguridad social recibieran de pronto toda esta consulta de vuelta.
Y algo muy grave: la misma Ensanut mostró que más de la mitad de los niños en México no cuenta con un esquema de vacunación completo, a pesar de que otrora nuestro país era ejemplo en el mundo en este rubro… ¿Qué nos pasó aquí? ¿No se supone que los niños son el futuro del país y como tal debemos protegerlos?
Un evidente indicador de mala calidad
Aunado a lo anterior, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que el número de mexicanos sin acceso a servicios de salud aumentó de 30 a 50 millones en el período 2020-2022.
De hecho, el Inegi reveló que las tasas de mortalidad fetal aumentaron un 8%, superando en más del 100% el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a la que México pertenece. No olvidemos que la mortalidad materno-infantil es un evidente indicador de la mala calidad de un sistema de salud.
Por otro lado, como hemos visto, en el tema de vacunación anti Covid, también hemos ido en reversa: empezamos teniendo un mosaico de biológicos provenientes de todo el mundo -muchos de ellos conseguidos por el hoy malogrado ex canciller Marcelo Ebrard), pero ahora solo contamos con la vacuna cubana Abdala, lo que ha ocasionado que solo 2% de la población se la aplique, con el consecuente desecho de miles de dosis caducadas en agosto pasado.
En un estado lamentable
En este sentido, en el marco de la conferencia matutina presidencial del 12 de septiembre, el secretario de Salud habló de que pronto llegarán también dosis de la vacuna Sputnik, así que habrá dos opciones al menos, pero de las bivalentes, como Moderna o Pfizer, que ya traen la información de las últimas cepas del virus, ni hablar.
Lo cierto es que en México la atención médica de primer nivel se encuentra en un estado lamentable y tiende a empeorar con el tiempo. Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador sigue aferrado a su visión idealizada y distante de la realidad, promocionando el IMSS-Bienestar como la solución a todos los problemas y prometiendo para final de su sexenio un modelo como el Dinamarca (“prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila”), supongo sin saber a ciencia cierta cómo es.
Sin embargo, es importante destacar que IMSS-Bienestar no es un sistema de salud en sí mismo, sino una amalgama de sistemas de salud estatales con recursos centralizados. No ofrece más servicios que los que ya proporcionaban sus componentes individuales. Carece de infraestructura adicional y atiende a los mismos pacientes con el mismo personal médico existente.
Médicos cada vez más insatisfechos
Por cierto, los profesionales de la salud son todo un tema, porque están cada vez más insatisfechos, ya que sus contratos no les garantizan antigüedad, estabilidad ni beneficios, sobre todo a partir de la puesta en marcha del famoso IMSS-Bienestar.
Y, para colmo, el gobierno ha seguido con la contratación de supuestos médicos cubanos, quienes no solo no hacen falta en el sector salud, porque aquí también hay profesionales de la salud tan igual o más capaces como ellos, sino que están absorbiendo recurso económico que podría quedarse en el país en vez de ser transferido a las arcas del gobierno de la isla caribeña.
Como hemos dicho antes en esta columna, IMSS-Bienestar no es la solución, sino una improvisación mal concebida, otra más. En medio de esta confusión, el IMSS, la verdadera institución de seguridad social, ha enfrentado un sinfín de problemas en este sexenio, como es la escasez de medicamentos, maltrato, condiciones precarias, y en algunos casos, hasta tragedias, como la de la niña prensada por el elevador de un hospital de Playa del Carmen, en Quintana Roo, que todos vimos. Además, se han revelado contratos opacos que apuntan a una corrupción generalizada dentro de la institución, incluyendo a su director general, el consentido Zoé Robledo.
Deslindar responsabilidades
A pesar de la negligencia y corrupción evidente, el presidente López Obrador no ha ordenado iniciar las investigaciones formales que permitirían deslindar responsabilidades en el IMSS, sobre todo de los funcionarios de primer nivel, lo que demuestra, una vez más, la irresponsabilidad por los problemas reales en el malogrado sistema de salud.
Como si no hubiera ya demasiada tierra bajo la alfombra, el primer mandatario develó problemas de corrupción en el ISSSTE, los cuales ya habían sido documentados durante más de un año por la prensa. En este contexto, el mandamás de Palacio Nacional prometió “nacionalizar” el ISSSTE, sin definir claramente lo que eso implica.
Además, la persecución de médicos privados y la imposición de reglas ineficientes han alcanzado niveles sin precedentes, perjudicando a los pacientes que son castigados si no cumplen con las reglas impuestas por las instituciones.
Mexicanos experimentan más dolor
En este marco, el desabasto de medicamentos no se ha resuelto, sino que se ha agravado, afectando ahora al sector privado, como también ya lo habíamos descrito en este mismo espacio. Por cierto, por esta carencia, los pacientes mexicanos experimentan más dolor debido a la falta de analgésicos y productos biotecnológicos.
La cereza en el pastel la puso recientemente, para variar, López Obrador, quien propuso construir una “farmacia gigante” en la Ciudad de México, que contenga “todos los medicamentos del mundo”, lo cual, por supuesto, no solo es ilógico e impráctico, sino imposible.
A la fecha, luego de estos tremendos cinco años de ocurrencias en el sector salud, no hay motivo alguno de celebración en México. Al más puro estilo de la Edad Media, ha sido un periodo oscuro, de atraso, mala gestión y decisiones hechas sobre las rodillas. Han sido 60 meses de mentira pura, que si el presidente fuera Pinocho la nariz, esa sí, ya habría llegado hasta Dinamarca.
El Botiquín
- Ahora que sabemos que el doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, es uno de los arquitectos del nuevo plan de gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum si gana la Presidencia en 2024, ¿debemos estar más tranquilos o ponernos a rezar para que el país no se nos caiga como aquel tren del Metro de la Línea 12?