Por León Felipe Sánchez Ambía
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El sitio wikileaks ha jugado un importante papel en la apertura y transparencia de los gobiernos hacia los ciudadanos. Gracias a este sitio nos enteramos de que se estaba negociando el ACTA, por ejemplo. La reciente filtración de más de 250,000 cables diplomáticos intercambiados por funcionarios de los Estados Unidos de América fue la gota que derramó el vaso y ahora su fundador, Julian Assange, quien por cierto fue liberado bajo fianza mientras escribía esta columna, enfrenta una agresiva ofensiva en su contra. La discusión está polarizada. Hay quienes lo consideran un terrorista y quienes lo consideran un héroe.
La revelación de secretos es un delito. Pero ¿qué pasa cuando se reciben secretos para su publicación como parte de una labor periodística? Habrá quien cuestione si esto es ético o políticamente correcto pero, sin duda, no es un delito conforme a la redacción y tipificación de la conducta en el código penal federal y la ley de la propiedad industrial, al menos en México.
Se considera que una persona revela un secreto cuando de alguna manera ha tenido acceso a la información, divulgada indebidamente, con motivo de su profesión, ocupación, empleo, relación de negocios o si dicha información se ha obtenido mediante una intervención no autorizada de comunicaciones.
En el caso de wikileaks, como muchos otros casos de llamadas que han sido grabadas y posteriormente difundidas en medios de comunicación masivos, la filtración la hace un tercero cuya identidad se desconoce, no wikileaks o Julian Assange.
La polémica sobre si la revelación de la información contenida en los cables diplomáticos pone en peligro la vida de quienes intervienen en dichas comunicaciones o las relaciones entre Estados Unidos y los países mencionados en los cables, es muy amplia. No obstante, por polémico que sea el tema, no hay que perder de vista que la revelación de dichos cables, a la luz de la ley, al menos en México, no podría ser considerada como delito. Intuyo que algo similar debe suceder desde el punto de vista de las leyes de otros países. De hecho, la persecución legal en contra de Assange se funda en un par de denuncias de abuso sexual que se iniciaron en Suecia y que Assange ha negado. Habrá que ver las pruebas para determinar si Assange es o no culpable de lo que se le acusa. Nada relacionado directamente con las filtraciones.
La decisión de bloquear al sitio a nivel de DNS me parece que resultó contraproducente para quien la impulsó. El resultado fue que en vez de existir un solo sitio con la información filtrada, ahora existen decenas de sitios que replican los cables filtrados. Algo similar a lo que sucedió con Napster y el boom de los programas P2P.
Me quedo con una frase vista en la columna de Michael Moore en el Huffington Post que dice:
WikiLeaks exists, in part, because the mainstream media has failed to live up to its responsibility.
Son las Leyes de Mercado
Asesórese con su abogado.