Internacional.- El 24 de abril de 2013, un suceso conmocionaba al mundo: 1.133 personas perdían la vida y alrededor de 2.500 resultaban heridas por el derrumbe de una fábrica textil en Bangladesh. Enseguida salieron a la luz las condiciones laborales pésimas que tenían los empleados que trabajaban para algunas de las principales marcas textiles como Primark, Benetton, Mango o El Corte Inglés. Dos años después, el mundo sigue recordando esta tragedia en Twitter bajo el hashtag #Whomademyclothes para exigir un verdadero cambio en la industria de la moda, más transparencia y, sobre todo, mejores condiciones de trabajo para que no se vuelva a producir nunca más un accidente como el de Rana Plaza.
#Whomademyclothes, que ha conseguido convertirse en pocas horas en trending topic mundial, forma parte del Fashion Revolution Day que se celebra hoy a nivel global con el objetivo de concienciar acerca del “coste real del negocio de la moda”. Con esta iniciativa, sus impulsores (diseñadores, académicos, escritores, empresarios, etc) buscan que las empresas textiles sean más transparentes y, por ello, instan a los consumidores a hacerles a las marcas una simple pregunta: “¿Quién ha hecho mi ropa?”.
“Fashion Revolution pretende construir un futuro en el que un accidente como el de Bangladesh no ocurra nunca más. Creemos que conocer quién ha fabricado nuestra ropa es el primer paso para transformar la industria de la moda. Saber quién ha fabricado nuestra ropa implica transparencia, franqueza, honestidad, comunicación y responsabilidad”, argumentan desde esta iniciativa mundial.
Al mismo tiempo, la ONG Oxfam Intermón ha lanzado una campaña que emula una oferta de empleo “Se buscan fashion victims. Condiciones increíbles” en la que recopila los escandalosos requisitos y condiciones. La organización expone que es imposible aceptar unas condiciones laborales de ese tipo pero, desafortunadamente, “miles de mujeres se enfrentan a estas condiciones en Centroamérica”. Así, anima a los consumidores a apostar por el comercio justo como “una alternativa al modelo de producción explotador”.
Estas son algunas de las exigencias de este anuncio de empleo ficticio que, desgraciadamente, es una realidad para tantas mujeres. Pone los pelos de punta:
– No beber agua para minimizar el uso del baño
– Jornada laboral de 12 horas ininterrumpidas
– Sin seguridad social
– Descanso para comer de 10 minutos
– No levantarse del puesto de trabajo en toda la jornada
– No estar embarazada ni aspirar a estarlo