Santiago, Chile.- Como madre, con hijos veinteañeros y un ámbito laboral en el cual me resultaba necesario utilizar Whatsapp, adopté la aplicación el año anterior. Al comienzo fue todo un descubrimiento y como si estuviese enamorada de una nueva pareja, le di gran parte de mi tiempo. Claro, hay demasiadas ventajas en el sistema para obviarlo.
Lo primero es la gratuidad. Contactarse por mensaje con el mundo entero- si la contra parte tiene un iPhone, un Nokia de cierto modelo, una Blackberry, un Android o un Windows Phone y ha bajado la aplicación, lo que es avisado por el mismo sistema- puede ser un placer. Basta una conexión a Internet y puedes hablar con quien quieras, en cualquier momento y en cualquier lugar. Luego, sin duda es una herramienta más que interesante y completa, que cuenta con sistema de personalización, lo que te permite entre otras cosas avisar tu estado, enviar mensajes SMS a quienes no poseen el servicio y varios etcéteras.
En un principio todo fue fantástico. Me acostumbré al sonido que indicaba un nuevo mensaje y junto con los teléfonos de mis hijos, a ratos hacíamos una especie de contrapunto. Luego tuve la idea de armar un chat con la familia y participar en otro de algunos amigos. Entonces el ruidito de contacto se volvió una molestia, primero, una pesadilla después y pasé a utilizarlo en modo de vibración. Y la sensación de estar atada a la comunicación, más que usarla en mi beneficio, me agobió. Por suerte, la Blackberry de mi hija mayor sufrió de muerte súbita y me sentí en la “obligación” de prestarle mi Android hasta que compráramos otro. Volví a mi viejo Nokia, modelo antiguo, el cual me permite entrar a redes sociales, pero no así bajar la aplicación. Sé que más adelante volveré, pero por ahora me tomo un descanso.
Claramente lo anterior es una experiencia personal que, además, tiene que ver con la multiplicidad de mi trabajo, que me obliga a estar en muchas partes y temas a la vez, por tanto el asunto de la concentración puede ser complejo. También he tenido conversaciones con adolescentes que se aburrieron de estar ‘tan conectados’. En todo caso, son los menos. El mundo es amplio y más de 250 millones de personas han bajado la aplicación en la actualidad, generando un movimiento que no tiene vuelta atrás.
Y el valor de la plataforma y su servicio, sigue subiendo. De acuerdo a una información publicada la semana pasada por Digital Trends, existirían conversaciones entre la empresa y Google, desde hace cerca de un mes, con el objeto de que el gigante digital adquiriera a Whatsapp. Sin embargo, en una reciente actualización, el sitio señala que el Gerente de Negocios, Neeraj Arora declaró que Whatsapp “no está sosteniendo conversaciones de venta con Google” y la compañía declinó realizar más comentarios.
Sin duda, donde Google pone el ojo, también pone la bala. Por lo mismo, esto aún no se acaba y la tendencia, terminará doblándonos la mano a quienes tenemos esta relación amor-odio con la aplicación.