El segmento de los wearables parece tener un futuro brillante entre los habitantes de algunas regiones del planeta entre las que destaca América del Norte, y la temporada navideña 2015 dará un gran impulso al consumo de este tipo de tecnología.
De acuerdo con Statista, durante 2014 fueron vendidas 6 millones de unidades de wearables en América del Norte y el pronóstico es que esa cantidad se multiplique hasta las 16 millones de unidades, con los relojes inteligentes y los dispositivos de monitoreo de signos vitales y salud a la cabeza de las ventas.
Pero los pronósticos para el año que vienen son aún más prometedores para este mercado. El año que viene se espera que se vendan 115 millones de unidades alrededor del mundo. Los mercados que más están aportando al boom de los wearables son el Reino Unido, Estados Unidos y China, en donde hoy la población es un 10 por ciento más consciente de la existencia de los relojes inteligentes gracias al enorme éxito que ha tenido el Apple Watch.
Y es que la promesa que nos hacen algunos de estos dispositivos es que nos ayudarán a ser personas más saludables y estar en forma, un mensaje que muchos queremos escuchar tras las maratónicas cenas decembrinas que nos hacen escribir como propósito de año nuevo número uno hacer dieta o comenzar una rutina de ejercicio.
Sin embargo los méritos de estos artículos podrían ser una exageración. La mayoría nos ofrece una serie de datos que nos informa sobre el número de pasos que hemos dado en un día, nuestro ritmo cardiaco o patrones de sueño, pero ¿qué tanto ayudan estas funciones? ¿Conocer estos datos realmente motiva a la gente a ejercitarse?
De acuerdo con el diario británico The Guardian, si bien algunos usuarios pueden beneficiarse de la reflexión y autoconciencia que viene con esta información, esto no significa que todos se sentirán impulsados a dejar el sofá y comenzar a hacer sentadillas, de hecho, “puntualizar las situaciones en las que la gente batalla más con su físico podría tener el efecto exactamente contrario y orillarlos a evitar dichas situaciones, como tomar el elevador en lugar de las escaleras, por ejemplo”.
Para algunos especialistas, como el Dr. Emmanuel Tsekleves, de la Universidad de Lancaster, los wearables todavía necesitan dar un paso más allá hacia encontrar la manera de influir en los usuarios de manera que éstos se sientan motivados para transformar su salud. “¿No sería genial si tu dispositivo pudiera decirte que necesitas tomar más agua antes de dormir, ya que la deshidratación puede causar problemas de sueño; o si te pudiera aconsejar qué tipo de ejercicio necesitas en determinada semana; o tal vez pudiera decirte que tomes un descanso de cinco minutos y salgas a caminar cuando tus niveles de estrés sean muy altos?”
Claramente los wearables aún están lejos de poder decir que han cambiado de paradigma en cuanto a la salud y el bienestar, pero algunos primeros pasos son bastante prometedores.