El desabasto de medicamentos que vivimos en México es más que grave. Ya no se trata solo de medicamentos que uno no recibe en las consultas de los institutos de salud pública, como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), sino incluso en farmacias privadas o cadenas de farmacias.
Solo por dar un ejemplo: la conocida cadena Farmacias del Ahorro reportó en un comunicado el desabasto de al menos 21 medicamentos, los enlistó, dio fecha tentativa de resurtido y, a la vez, explicó que los fabricantes de los fármacos están enfrentando grandes desafíos para abastecer ciertos productos al mercado nacional, entre los que se encuentran los siguientes, genéricos y de marca: Riopan, Metformina, Biometrix, Centrum y Tafil, entre otros más. Así que quien diga que el desabasto de medicamentos en instituciones de salud públicas y privadas es solo una invención de la prensa, está mintiendo.
En esta columna hemos insistido mucho en que la decisión gubernamental de realizar la compra masiva de medicamentos fuera del país era una pésima idea, sobre todo cuando México cuenta con una industria farmacéutica no solo robusta, sino plenamente capaz de abastecer al mercado nacional, público y privado, e incluso, con gran capacidad de exportación a otros mercados.
Tratar de inventar el hilo negro, con el pretexto de una supuesta corrupción jamás demostrada en el papel, sino solo en los dichos, nos está llevando al abismo, como se ha constatado en los últimos dos años. Las historias de los pacientes están ahí y no nos dejarán mentir. Unas más tristes y urgentes que otras, como la de los niños con cáncer, de las que tanto se ha hablado, pero también están de pacientes que tienen al medicamento como soporte de vida, como es el caso de las personas que viven con VIH-SIDA.
La Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a la cual el gobierno mexicano le encargó esta compra masiva de medicamentos, no ha podido con el paquete, como lo demuestra la evidente demora y la interminable prórroga en sus procesos.
Recordemos que si hoy, a inicios de mayo, se hiciera la adjudicación -cosa que no ha ocurrido-, faltaría la firma de contratos, búsqueda de los proveedores de materias primas -lo que está en duda ahora, sobre todo por la crisis sanitaria en la India- y echar a andar toda la maquinaria para la fabricación de los medicamentos, lo cual lleva un promedio mínimo de cinco meses, lo que en calendario ya nos lleva a octubre de 2021.
En suma, el desabasto de medicamentos es un problema que nos debería preocupar a todos, porque en varios momentos de la vida todos somos pacientes, además de que tenemos familiares y amigos que pueden necesitar de fármacos en cualquier momento. Empero, la ausencia de medicamentos ya no se vive solo en el sector público, también en el sector privado.
A decir de los industriales farmacéuticos, la razón del desabasto en farmacias privadas obedece a una sobre demanda de productos por no haber existencias en mercado de gobierno -pues el paciente que no obtiene sus fármacos en las instituciones de salud, los adquiere en la farmacia privada-, aunado a que los proveedores de materia prima -muchos de India, China, Pakistán y otros países- no han podido responder a las órdenes de compra de las farmacéuticas por las complicaciones de la pandemia. Todo está demorado.
¿Cuándo entenderá nuestro gobierno, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que no tiene que ir a buscar fuera los medicamentos que podría tener dentro del país? Además, estos tienen una calidad de primer nivel y a precios muy competitivos. Antes que la cuestión electoral, la salud pública y el paciente deberían estar en el centro de la atención. Al tiempo.
El Botiquín
Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y Prevención, volvió a reiterar el pasado lunes 03 de mayo, en su tradicional conferencia vespertina, que en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) existía una gran corrupción, la cual ahora, gracias a la intervención y labor de Alejandro Svarch, nuevo titular de la agencia sanitaria, ésta se ha depurado, lo cual está muy bien y nadie podría decir nada en contra. Sin embargo, si el gobierno tiene las pruebas de la otrora corrupción en la mano, ¿por qué todavía no se han levantado las denuncias correspondientes?