Por primera vez no veo ideas sometidas al escrutinio de un council global, calificándolas o moldeándolas para que gane una estatuilla. Tampoco la persecución a última hora de una aprobación de cliente para tener la conciencia tranquila. Ni la competencia de egos corporativos que tantas carreras han acabado.
Descubrí una única agenda de trabajo de esta agencia indie, llena de intraemprendedores, (hoy ya somos más de 140) entusiastas y proactivos que tienen claro que, si a Archer Troy le va bien, a todos les va bien.
Y justo eso hace que afrontar el reto de buscar ganar en Cannes sea liberador: se ha ido creando, a través de los años, un equipo con experiencia, criterio y exigencia, donde nos atrevemos a confiar en que lo que hacemos bien, también le parezca relevante a los jurados.
Como lo dijo Mike Arciniega en alguna ocasión anterior: “ya ganamos”. Y como le dije yo a él en su momento, me he subido a un equipo que siento ganador, y que puedo ver a los ojos con la confianza de que tenemos el nivel para soñar, y que nadie nos juzgue.
Como muchos creativos de mi generación en Medellín, inicié mi carrera en una agencia independiente. Volver, 18 años después, a este mundo, me hace sentir libre. Y nada mejor que esa sensación para esperar, sin apuro, a que los resultados nos den la razón.
Pablo Naval