El fin de semana circuló un video viral en el que el actor y comediante Isaac Salame aseguró en Facebook e Instagram que llamaron a su número luego de solicitar un Uber, para indicarle que llegaría otro auto.
Obviamente Salame no aceptó subirse a otro auto, pero intentó cancelar el servicio; sin embargo, antes de hacerlo vio que en realidad su auto llegó al lugar sin problema y que su conductor no fue quien lo llamó, así que decidió reportar el suceso tanto en la app como en redes sociales.
El conductor relaciona el hecho con un hackeo a la aplicación, que permite a los delincuentes detectar a sus víctimas.
Uber respondió por medio un comunicado, en el que aseguran que han dado seguimiento al caso y que es una situación “particular” que no “representa una brecha en la aplicación de Uber”.
La compañía relató que el “primer socio conductor al que le fue asignado el viaje, canceló la solicitud después de haber llamado a Isaac” por lo que “la aplicación le asignó un segundo conductor al usuario automáticamente”, una opción que le ahorra a los usuarios la tarea de pedir un segundo viaje.
La recomendación es revisar que los datos del automóvil y conductor coincidan con los de la app. Pero, lo cierto es que si el sistema del FBI se ha visto afectado por hackeos, cualquier aplicación podría ser víctima, aunque por el momento no se ha reportado esta situación en México.
Este aspecto negativo se suma a los recientes reportes de un bajo estándar de calidad en la contratación de los choferes, poniendo en riesgo la seguridad de los consumidores. Incluso, recuerda el caso de Mara Fernanda Castilla Miranda, quien desapareció luego de abordar un auto del servicio de Cabify.