Existen industrias que tienden a mantenerse estáticas en cuestión de innovación y diferenciación respecto a la competencia, como en el caso de los electrodomésticos y línea blanca, un sector donde los cambios en los últimos años han sido de bajo perfil respecto a las grandes transformaciones que se encuentran en proceso actualmente en industrias como la automotriz o las telecomunicaciones.
De acuerdo con ProMéxico, para este año el valor del mercado de electrodomésticos en México alcanzará un valor de 2 mil 600 millones de dólares, y se espera que las ganancias generadas por este sector acumulen en 2020 3 mil 100 millones de dólares únicamente en nuestro país.
Debido a ello, y a la creciente popularización del Internet de las Cosas como una nueva mecánica para innovar en aspectos de la vida cotidiana, LG acaba de lanzar un refrigerador que integra una pantalla táctil (la cual a su vez posee la capacidad de volverse transparente), y adicionalmente integra Windows 10 como el sistema operativo que da vida a esta pantalla.
El suceso es llamativo en diversos aspectos, pero particularmente resulta importante para la popularización del Internet de las Cosas como un elemento cotidiano. En este sentido, la inclusión de pantallas con sistemas operativos conectados a la red, presenta una gran cantidad de nuevas posibilidades para las marcas e incluso para los anunciantes.
Por ejemplo, cabe recordar el experimento realizado por iDOOR en el que por medio de pantallas instaladas en las puertas de refrigeradores de un establecimiento de retail, las personas prestaban atención a los anuncios mostrados en las puertas al momento de tener que abrir los refrigeradores y tomar sus productos.
Sin duda la llegada de más pantallas a los hogares, y además conectadas a internet, ofrece un nuevo espacio para desplazara anuncios, lo que podría traducirse en un futuro cercano, en que las marcas podrán llegar directamente a los hogares de los consumidores por medio de sus electrodomésticos o muebles.
Asimismo, estas nuevas tendencias tecnológicas podrían encumbrar a las marcas como sus propias plataformas de publicidad digital, ya que no dependerían, al menos en teoría, de intermediarios para conseguir los espacios donde desplazar anuncios, esto con la seguridad de que el mensaje mantendrá un lugar de exposición privilegiado: la propia casa de los consumidores.