Mientras que la venta de computadoras portátiles y de escritorio se ha desplomado en los últimos cuatro años, las Macs de Apple se siguen vendiendo como el pan. 

De acuerdo con las estimaciones de Gartner, las computadoras están perdiendo terreno frente a la preferencia de los consumidores por otros dispositivos, como tablets o smartphones, pese a lanzamientos tan importantes como el sistema operativo Windows 10 de Microsoft. Los fabricantes han recibido un total de 288.7 millones de pedidos de PCs el año pasado, una caída del 8 por ciento con respecto a 2014.

Por su parte, analistas de International Data aseguran que la caída es mucho más grave, del 10.4 por ciento para un total de 276 millones de unidades.

En lo que coinciden ambas firmas es en que Apple es el indiscutible ganador de 2015 en el mercado de las computadoras personales, con un crecimiento del 6 por ciento, un liderazgo que acumula ya tres años consecutivos.

De acuerdo con la agencia AP, grandes fabricantes de PCs como Lenovo, HP y Dell son las mayores perdedoras en esta historia. Lenovo, por ejemplo, recibió pedidos por 57 millones de PCs en 2015, frente las cifras estimadas para Apple de cerca de 21 millones de unidades.

Los analistas señalan que el éxito de Apple radica en su expansión hacia los mercados asiáticos, valiéndose de la buena reputación que tiene en América del Norte y Europa. Durante el año pasado, la compañía abrió varias tiendas en China, el segundo mayor mercado en el mundo para las computadoras personales.

Esta situación pone en un predicamento a las compañías fabricantes de computadoras aunque, como señala la AP, la mayoría de ellas también están manufacturando teléfonos y tablets. El problema viene cuando observamos que estos dispositivos también han disminuid en ventas, debido a que la mayoría de la gente ya posee uno, y el mercado se ha saturado.

Ahora es momento de poner atención a lo que ocurra en Asia, ya que China ha comenzado el año con una crisis económica que está poniendo en jaque al resto de economías de la región, con devaluaciones de casi todas las monedas de los países con grandes relaciones comerciales con China, una situación de la que no ha escapado la economía estadounidense, ni por supuesto, la mexicana.