Estamos a una semana de que se lleve a cabo uno de los eventos más importantes en el acontecer deportivo internacional, y que con el paso de los años también se convirtió en uno de los escenarios más importantes para la publicidad tanto de Estados Unidos como a nivel internacional.
Hace diez años el costo de un espacio de 30 segundos en el Super Bowl era de 2.7 millones de dólares, según datos de Nielsen, CBS y Fortune, en la actualidad, el precio por un comercial en este evento es de 5 millones de dólares, no obstante, además del precio, existen otros factores que han propiciado que las marcas se lo piensen dos veces antes de comprar dicho espacio.
Entre los elementos que se toman en consideración están los temas políticos y sociales que pueden causar un impacto negativo en lugar de captar la atención de potenciales nuevos clientes, es por ello que las estrategias han cambiado en cuanto a la publicidad de productos y servicios se refiere.
Existen múltiples ejemplos de firmas que prefirieron no incursionar en el circo publicitario del Super Bowl; Honda, KFC, GoDaddy, Wendy’s e Intel aseguraron no tener intenciones de adquirir un spot, aun cuando en la edición del año pasado si estuvieron presentes. En tanto, otras empresas como Avocados From México, Amazon y Kraft han revelado teasers de lo que los aficionados podrán ver el próximo 4 de febrero.
Asimismo, la magnitud que han adquirido otros eventos como lo son los Juegos Olímpicos de Invierno o la entrega de los Grammy son espacios considerados como ideales para promocionar un producto.
Los antecedentes, según diversos expertos, analistas y medios, refieren que algunas de las marcas que aparecieron en los comerciales de la final del futbol americano profesional generaron reacciones negativas, uno de los casos más sonados fue el de Audi, la automotriz, luego de su comercial en el que se abogaba por la igualdad en lo salarios, tuvo críticas muy fuertes tras alegar que los principales puestos directivos eran ocupados por hombres.
A su vez, el anuncio de Budwaiser en el que se contaba la historia del viaje del fundador de la cervecera de Alemania a los Estados Unidos, provocó una amenaza de boicot por partidarios de Donald Trump. En tanto, la campaña de Building supplies company 84, provocó controversia debido a que hacia referencia al muro fronterizo que el mandatario estadounidense planea construir en los límites con México.
Es por ello que, aun cuando se trata de alrededor de 100 millones de espectadores en todo el planeta, este panorama adverso no invita a los anunciantes a participar en la conversación alrededor del partido más importante de la NFL.
Asimismo, una encuesta realizada por la firma de investigación publicitaria Communicus, retomada por The Drum, indicó que únicamente el 10 por ciento de los espectadores recuerda un comercial durante el Super Bowl y conoce la marca publicitada; además de que el 80 por ciento de los entrevistados no cambia sus opiniones e intenciones respecto a un producto o servicio.
Es por ello que las firmas emplean estrategias alrededor del evento y no al interior del mismo, uno de estos casos es el de Pizza Hut, quien prefirió invertir recursos en una promoción que consta de repartir pizzas gratis si es que se rompe el récord del touchdown más rápido de este partido.
O el de Kind Bars, quien se comprometió a regalar 6 millones de barras gratis; mientras que Tostitos está publicitando fichas y adelantándose al partido mediante un creador de invitaciones el cual se personaliza para los anfitriones de la fiesta que representa el Super Bowl.
Y es que, en tiempos donde alcanzar una proyección mediática más elevada de lo normal, la apuesta por ser conservador parece más sensato que ser innovador y afectar a la marca por una idea mal elaborada o mal entendida.