El pasado año ha sido un buen año para la plataforma de renta temporal de hogares particulares en España, pues ha experimentado un uso considerable si se compara con 2015, aunque por otro lado, este servicio ha estado en la mira de las autoridades locales españolas que están tratando de controlar el impacto que Airbnb tiene en los mercados de alquiler.
El incremento de usuarios de esta plataforma en España durante 2016 fue de 82 por ciento, lo que representa un total de 5,4 millones de personas, según los datos aportados hace poco por Airbnb, además de ser una cifra mayor que todos los usuarios anteriores desde su lanzamiento en España.
Esta opción de hospedaje, incluso se ha hecho muy popular entre los españoles, con cifras de 2,8 millones durante 2016, mientras que en 2015 fue de 1,4 millones.
Por destino, ha sido Barcelona la ciudad donde más visitantes ha recibido esta plataforma, que ha contabilizado 1,24 millones, lo que representa un 40 por ciento con respecto al periodo previo. Mientras que Madrid, ha tenido el mayor incremento porcentual, 72 por ciento, hasta alcanzar los 642000 visitantes.
A pesar de este prometedor panorama en España, Airbnb, ha encontrado que en Barcelona, tiene obstáculos difíciles de superar, al igual que le ha sucedido en Londres y Ámsterdam. Y es que a finales del pasado mes, las autoridades de la ciudad condal, han rechazado la propuesta de la plataforma, de limitar el número de ofertas de alquiler disponibles a través de caseros no profesionales en el distrito central de Ciutat Vella además de la promesa de que los intermediarios profesionales proveerían de información sobre el negocio al site, para poder facilitar la recolección de impuestos a los turistas, según el diario The Olive Press.
A Barcelona le preocupan, no solo los impuestos, pues lo que se quiere evitar es que se convierta en una especia de parque temático donde los vecinos terminen siendo sacados de sus casas y los negocios locales de hostelería sufran ante la gran cantidad de oferta de la plataforma. La idea que el turismo sea compatible con la vida cotidiana de los habitantes de esa ciudad.
Por ahora, los esfuerzos de España por frenar los servicios de renta privada a turistas aun están por verse, ya se ha multado a Airbnb en dos ocasiones, aunque por otro lado crece su público de forma exponencial, como muestran las cifras de la propia compañía.