Existe alrededor de la marihuana un tema tabú en el que se cuestiona lo nocivo para la salud, los grados de dependencia que provoca, la tasa de mortalidad de la misma, su comparación contra otras drogas legales e ilegales, el punto es que en diversas partes del mundo, han creado leyes y regulaciones para que pase de ser un producto de venta ilegal a uno controlado por las empresas y el estado.

En Uruguay este miércoles inició la venta recreativa de la cannabis en 16 farmacias en 11 de los 19 departamentos que componen al país, el costo de 187 pesos uruguayos (6.6 dólares) por un sobre con 5 gramos del producto; de acuerdo con las leyes del país sudamericano, las personas inscritas, 4 mil 959 en total, pueden adquirir un total de 10 gramos por semana, lo que se traduce en 40 gramos como máximo al mes.

La sustancia tiene un bajo porcentaje, de entre 2 y 4 por ciento de tetrahidrocannabidol (THC), el principal elemento psicoactivo de la yerba, por lo que este producto tiene un efecto suave.

Para el Gobierno de Uruguay, la legitimación de este producto tuvo a opiniones dividas, por una parte, las grandes cadenas farmacéuticas no fueron participes de la marihuana en esta nueva fase de comercialización; asimismo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó a la nación por este proceso.

Por otra parte, el cultivo se da de una forma única, lo que evita el tráfico hacia el exterior, la droga se detecta fácilmente lo que complica las cosas para los traficantes; de igual modo, los terrenos donde crece la yerba son resguardados por el ejército, su transportación contiene máximas medidas de seguridad, al tiempo que el registro del cliente garantiza anonimato y seguridad.

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— JND – Uruguay (@JNDUruguay) 19 de julio de 2017

Según un estudio de la Facultad de Ciencias Sociales se aseguró que la formación de clubes cannábicos así como la autorización del autocultivo le restaron alrededor de 20 por ciento de mercado a los narcotraficantes.

El informe compila datos de incautaciones de drogas y coincide con la percepción de los usuarios en las calles. A pesar de este éxito por parte de las autoridades, existe también otra realidad, muchos consumidores siguen en el terreno de la ilegalidad por desconfianza en el Estado, lo que genera demanda en el mercado negro.