En México, el panorama laboral y económico no es muy alentador para las nuevas generación., aún cuando hablamos de jóvenes universitarios.

Las condiciones generales de la economía, los bajos salarios y los requisitos para ingresar al mundo laboral son algunos factores que influyen para tener como resultado dicho contexto.

¿Jóvenes sin esperanza en México?

Algunos datos hacen evidente este problema. Cifras resultantes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), indican que el 51 por ciento de la población desempleada del país son jóvenes millennials, mientras que aquellos que tienen trabajo, reciben salarios mensuales bajos si se comparan con aquello que ganan otras generaciones de trabajadores en el país.

En esta misma línea, las conclusiones de una investigación de Manpower destacan que los “jóvenes del milenio” trabajan más tiempo y por más horas que otras generaciones.

Para ser puntuales, de acuerdo con fuente citada, en el, país el 79 por ciento de los trabajadores que se encuentran dentro de este segmento afirma que trabaja más de 40 horas a la semana, mientras que más de una tercera parte lo hace por más de 50 horas. A esto se suma que el 42 por ciento de los millennials mexicanos labora en dos o más puestos de trabajo.

Aún cuando estas cifras superan al grueso del tiempo invertido por otras generaciones anteriores al momento de comenzar su carrera profesional, lo cierto es que la también llamada generación Y está convencida que deberá trabajar por más tiempo que sus padres o abuelos debido a las situaciones económicas y sociales.

En el país, el 36 por ciento de estos jóvenes asegura que tendrá que trabajar hasta los 65 años, 19 por ciento se visualiza trabajando hasta después de cumplir los 70, al tiempo que un 8 por ciento asegura que morirá aún siendo un empleado.

La opción ¿el empleo informal?

Aunque para muchos contar con una carrera profesional es fundamental para revertir esta realidad, lo cierto es que contar con un título universitario no garantiza nada, de hecho, la informalidad parece entregar mayores beneficios a los profesionistas más jóvenes que un empleo formal.

Así lo revelan estimaciones recientes entregadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las cuales apuntan que el 50 por ciento de los jóvenes egresados de las universidad en el país, está empleado en una plaza para lo que no es requisito contar con estudios superiores.

Más revelador es reconocer que el 25 por ciento de los universitarios mexicanos se emplea en la economía informal, a pesar de que las grandes empresas tienen dificultades para cubrir sus vacantes.

Gana más con menos competencias

En buena medida, este fenómeno responde a los bajos salarios que el sector de las empresas empleadoras ofrece a los nuevos talentos con poca o nula experiencia.

Según el estudio “Tendencias del Empleo Profesional” elaborado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social indica que el 38 por ciento de los empleados universitarios obtiene al mes un salario promedio de 6 mil pesos.

La cifra es visiblemente menor a los 15 mil pesos que puede ganar un vendedor ambulante a los alrededores de Palacio Nacional, según los registros del Observatorio Laboral correspondientes al cuarto trimestre de 2018.

La discrepancia es evidente en la relación entre competencia, conocimiento y habilidades que exige un empleo formal para recién egresados, y los salarios y beneficios que los universitarios perciben.

Esta situación, a la larga, podría representar un problema mayor para las empresas, mismas que se encuentran inmersas en un mundo que exige constante innovación, aspecto que, casi por definición, viene de la mano con la contratación de visiones de talentos más jóvenes.

Funcionar como incubadoras y desarrolladores de talento será clave para mantener relevancia y negocios rentables en el futuro que estará dictado por un entorno de competencia en donde la irrupción y la renovación de esquemas serán la norma.