En agosto de este año muchos de nosotras y nosotros escuchamos hablar sobre lo difícil y peligroso que fue el huracán Grace en los estados de Hidalgo, Puebla y Veracruz. Los rostros de las personas que con tristeza veían las afectaciones a sus patrimonios fueron imágenes muy desgarradoras.
Y si bien fue evidente que los daños humanos y materiales en las 3,773 localidades eran inmensos, fue solo hasta que culminaron las misiones de observación que se evidenció la magnitud del daño a los hogares. Por ejemplo, se visibilizó que los techos de muchas casas tenían daños parciales y totales; y que el acceso a los servicios básicos como al agua y la electricidad seguían suspendidos, manteniendo incomunicadas a esas poblaciones.
El desastre natural pasó, pero las consecuencias siguen presentes en la vida de las personas hasta el día de hoy. Ante esta situación, desde Save the Children en coordinación con otras organizaciones emprendimos una estrategia de intervención humanitaria que contribuya a la mejora de las comunidades afectadas.
Por un lado, entregamos filtros, tabletas purificadoras y tinacos de almacenamiento para asegurar el acceso a agua segura; del mismo modo, proporcionamos despensas y fomentamos la recuperación de huertos familiares de autoconsumo para asegurar la seguridad alimentaria de las personas afectadas y les dimos materiales para facilitar la reconstrucción de techos y palapas rústicas; finalmente, distribuimos kits de higiene para evitar contagios por covid-19 y ofrecimos apoyo psicosocial para favorecer la recuperación emocional de las familias.
Con estas acciones esperamos beneficiar a por lo menos 19 mil personas en las localidades de Jopala, Cuetzalan, Cuautempan y Carrizal en Puebla; Coatzintla, Cazones de Herrera, Tehuitlán, Poza Rica, Papantla, Agua Dulce y Jalapa en Veracruz y Tula en Hidalgo.
Aún queda mucho por hacer, pero unidos -gobierno, sector privado, sector público y sociedad- podremos ser capaces de dar una respuesta que les permita a las personas afectadas recuperarse; especialmente, tenemos que lograr que las niñas, niños y adolescentes no abandonen la escuela y se incorporen al mercado laboral en aras de contribuir a la recuperación económica de su familia.
Ellas y ellos nos necesitan. Ellas y ellos merecen recuperar sus vidas.