EL SEGUNDO JUICIO POLÍTICO
A pesar de saber que no lograrían los 17 votos republicanos necesarios, para la condena de Donald Trump, en el segundo juicio político al ex mandatario, los demócratas continuaron con el proceso de impeachment; necesitaban demostrar que la irrupción en el Capitolio tendría consecuencias, el evento no pasaría desapercibido.
Sin embargo, desde el inicio del proceso, el pasado 9 de febrero, se evaluó la constitucionalidad del juicio político, dado que, la Constitución contempla que de fallar en contra del imputado, el resultado sería la separación inmediata del cargo; pero Trump ya no podría ser separado del cargo, puesto que el juicio estaba ocurriendo luego de la toma de protesta de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos; aún así, el Senado falló a favor de la constitucionalidad del proceso, sin embargo, los votos requeridos para la condena del presidente (67) y su posterior inhabilitación política (50+1) no se consiguieron.
Ante la posibilidad de llamar a testigos para integrar elementos sólidos a la investigación, los demócratas decidieron fallar en contra, dada otras prioridades como la necesidad imperante de millones de estadounidenses que necesitan un nuevo estímulo económico de emergencia y la posible presentación esta semana de la Reforma Migratoria Integral, por parte del presidente Joe Biden. Los demócratas decidieron declinar en sus intentos de continuar el proceso de juicio político, dada la urgencia de las demandas y la inminente ralentización del proceso legislativo, en caso de alargar el juicio al ex presidente Trump.
Si bien es cierto que en el juicio político anterior, en la Cámara de Representantes, no se sumó ningún republicano a la iniciativa y que esta vez, 10 republicanos se atrevieron a apoyar la moción y 7 fallaron en contra de Trump en el Senado, (de estos últimos 7 únicamente Lisa Murkowski, representante por Alaska, aspira a la reelección el próximo año); los miembros del partido rojo no se atreven a desafiar al ex presidente, saben que el enfrentarlo, tendría un costo político irremediable de cara a las elecciones intermedias de 2022, donde se renovarán 435 curules en la Cámara de Representantes y 34 en el Senado.
UN NUEVO PARTIDO.
Luego del fallo del Congreso el pasado sábado, Donald Trump dijo que el segundo juicio político era otra fase de la cacería de brujas más grande que haya habido jamás en la historia de los Estados Unidos, y subrayó, que no dejaría la escena política.
La creación del Partido Patriota, al parecer es inminente, el indulto a Steve Bannon, el cerebro detrás de Breitbart News, y ex director de campaña que llevó a la presidencia en su momento al magnate estadounidense, así lo confirman.
El juicio político, lejos de debilitar la imagen de Trump, la fortaleció, nuevamente se presenta como una víctima de sus adversarios, quienes no cuentan, al parecer, con elementos suficientes para enjuiciarlo, demostrando ante los ojos de sus más fieles seguidores, que es objeto de una burda persecución política.
EL TRUMPISMO REGRESA.
Los elementos están dados, una crisis económica peor a la vivida en 1930, una crisis sanitaria sin precedentes y una polarización que aleja la posibilidad de la reconciliación nacional. Podríamos situarnos en la época de post guerra, en una Alemania devastada, donde ocurre el “Beer Hall Putsch” y la toma fallida de Münich por parte de Hitler y sus aliados.
Condenado a 5 años de prisión, Adolf HittlerHitler, logra burlar la sentencia y es puesto en libertad en menos de un año. El estar en prisión incrementó notablemente su popularidad y su “Mein Kampf” (“Mi Lucha”), se convirtió en la biblia de muchos que habrían abrigado la esperanza de hacer a “Alemania Grande de Nuevo”. La crisis económica de 1930 fue el catalizador para lo que hoy ya es historia y también el detonante del descontento generalizado, el odio y la división que magistralmente capitalizó Hitler, consolidándose así, dos años después, como canciller Alemán.
Quizá Bannon le aconseje a Trump, que como estrategia, sería conveniente permanecer algunos meses en prisión, por supuesto contando con la garantía de su posterior libertad. De hecho, luego del fallo del Senado, donde no se alcanzaron los 67 votos necesarios para condenar a Donald Trump, el líder de la minoría en la Cámara Alta, Mitch McConnell, incluso sugirió que Trump, podría aún enfrentar cargos criminales por sus actos.
Si Trump aceptara su detención, una vez en la cárcel, podría escribir una nueva versión de “Mi Lucha”, animando a los resentidos y convenciendo a gran parte de los estadounidenses de que la catástrofe económica y sanitaria, se hubiese resuelto de haber ganado la reelección y de haberle garantizado la continuidad en el poder. Sería mediático, desplazaría de la palestra a las nuevas políticas públicas de la administración Biden y a la agenda legislativa, todo se centraría en el ex protagonista de “The Apprentice”.
La crisis económica actual, quizá se logre superar en poco más de 10 años, sin embargo, capitalizando la ignorancia de muchos en la materia, y recurriendo como bien lo sabe hacer Trump, a mentiras o a medias verdades, culpará a los demócratas de la debacle y seducirá una vez más con su discurso, a miles de inconformes que creerán ciegamente en el lema :-“Hacer a América Grande de Nuevo”, logrando así, los votos necesarios que garanticen su regreso a La Casa Blanca.