Por Alan Campos
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El 25 de noviembre del 2009 el tabloide estadounidense The National Enquirer publicó en sus páginas una historia en la cual se afirmaba que el golfista Tiger Woods sostuvo una relación fuera del matrimonio con Rachel Uchitel, la gerente de un club nocturno en Nueva York. A partir de entonces y en los siguientes meses una serie de eventos desafortunados golpearon al atleta mejor pagado del mundo en ese entonces, viéndole caer de dicha posición.
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Tan sólo un par de días después de la publicación de la noticia Tiger Woods sufrió un accidente automovilístico y para finales de diciembre de aquel año al menos una docena de mujeres a lo largo y ancho de los Estados Unidos afirmaron haber sostenido relaciones sexuales con el golfista, llevándolo a finalmente aceptar su infidelidad, además de retirarse del deporte de manera indefinida.
Sin embargo esta serie de eventos desafortunados no sólo afectaron la vida privada del golfista, pues tras la aceptación pública de sus infidelidades varios de sus patrocinadores reevaluaron su relación con el mismo, decidiendo en la mayoría de los casos poner fin a sus acuerdos comerciales. Siendo así, marcas como Accenture, AT&T, Gatorade, General Motors y Tag Heuer decidieron poner fin a sus relaciones con el atleta, mientras que otras como Gillete simplemente optaron por suspenderle.
En aquel entonces se calculó que las pérdidas generadas por las infidelidades de Woods oscilarían entre los 5 y los 12 billones de dólares. Aún así existieron marcas como Nike y Electronic Arts, las cuales optaron por mantenerse con el golfista.
Bajo esa premisa muchos se aventuraron a decir que la carrera de uno de los mejores golfistas de la historia, sino es que el mejor, había llegado a su fin, y la carencia de títulos en los años siguientes parecían darnos la razón a todos aquellos quienes pensamos eso. Sin embargo como dice el dicho “no hay mal que dure 100 años” y Tiger Woods es la viva imagen de ello.
Pero ¿por qué digo esto?, sólo hace falta ver el último estudio anual de la revista Forbes sobre los “atletas mejor pagados del mundo”, mismo donde el golfista estadounidense ha recuperado la cima luego de varios años. De acuerdo con la información revelada por la publicación, Woods percibió durante el año pasado 78.1 millones de dólares, de los cuales únicamente 13.1 corresponden a lo hecho en los fairways, mientras que los otros 65 son obra de sus patrocinios con marcas como Nike, Electronic Arts, Upper Deck, Netjets y Rolex.
Aún así lo más sorprendente no es que Woods haya retomado la punta de esta exclusiva lista, sino la forma en que lo ha hecho, pues de acuerdo con otro estudio realizado por la misma revista Forbes, Tiger Woods se encuentra dentro de los 10 deportistas más odiados de los Estados Unidos, junto con atletas como Tony Romo, Michael Vick, Alex Rodríguez o Lance Armstrong, con un indice de repudio del 60 por ciento.
Siendo así, quizás algún día podamos volver a ver a Lance Armstrong o a A-Rod haciendo un regreso triunfal al deporte profesional, se ve difícil, pero en este loco mundo de los deportes uno ya no sabe que esperar.
