Cruise, una empresa de General Motors, recibió la autorización en California, Estados Unidos, para realizar viajes de prueba con pasajeros a través de vehículos sin conductor, en un horario de 24/7.
Esto ha sido posible gracias al veredicto de la Comisión de Usos Públicos de California (CPUC), quien ha otorgado a Cruise la luz verde tras una votación favorable por unanimidad.
De acuerdo con información de la Comisión de Servicios Públicos, Cruise es el primer participante de un programa piloto que lanzó la propia Comisión en el que permite realizar pruebas con pasajeros en coches autónomos.
California es uno de los estados de la Unión Americana más adelantados en las pruebas de transporte autónomo, pues no sólo Cruise realiza pruebas al respecto, sino que existen otras siete empresas como Waymo de Google, Zoox de Amazon, y Aurora, quienes ya tienen sus respectivas autorizaciones.
Pero se observan algunas diferencias en el otorgamiento de las licencias, por ejemplo, a Waymo se le permitirá conducir a velocidades de hasta 65 millas por hora y en condiciones meteorológicas adversas, mientras que Cruise estará limitado a 35 millas por hora y no se le permitirá conducir cuando el tiempo no lo permita, dijo la comisión el jueves.
Se trata de pruebas de servicio de taxis públicos, con más de 500 unidades, pues la Comisión de Servicios Públicos de California (CPUC, por sus siglas en inglés) otorgó dicho permiso, aunque especificó que aún no puede recibir un pago de los pasajeros que suban a sus robotaxis.
Pero como todo están las voces en contra; San Francisco se ha convertido en un enorme banco de pruebas a escala real de los coches autónomos sin conductor. Las hazañas y problemas que causan los robotaxis de Cruise (General Motors) o Waymo (Alphabet, es decir, Google) son elementos recurrentes.
Argumentan que los robotaxis fomentan una ciudad pensada para el coche y no para las personas, destinando más recursos para adaptar la ciudad a esos coches en lugar de destinarlos al transporte público.
Así en las redes sociales ya observamos los vehículos, con asientos de conductor vacíos y volantes que giran solos, como imagen habitual en los alrededores de San Francisco. Los lugareños documentan con frecuencia sus percances al volante.
Además, aseguran que Waymo y Cruise comparten las imágenes grabadas por sus coches con la policía, infringiendo el derecho a la intimidad y de imagen de muchas personas y comercios.
Los 30 Cruise AV de la compañía comienzan a funcionar con todas las de la ley. Este vehículo toma como base el actual Chevrolet Bolt, un pequeño monovolumen eléctrico sobre el cual Cruise instala su tecnología propia de conducción autónoma compuesta por un conjunto de radares y cámaras asociados a una inteligencia artificial.
Así los estados de California o Arizona son pioneras, mientras otras regiones como Kansas o Montana aún no se han puesto a trabajar en ello.
Al otro lado del charco, en Europa las cosas no transcurren más rápido, la conducción autónoma de nivel 3 ya es una realidad encarnada en modelos como el último Mercedes-Benz Clase S, lo cual ya permite despreocuparse por el volante en situaciones concretas como las retenciones en autovía.
Igualmente la legislación es un freno importante, aunque este impedimento también se alivia poco a poco: en Alemania ya existe autorización para estos sistemas, y el resto de miembros de la Unión Europea (además del Reino Unido, por su propia cuenta) trabaja asimismo en adaptar su marco legal al compás de la evolución tecnológica.