El futbol parece que dejó de ser cosa de juego para volverse un asunto de métricas y precisiones de numerosos factores; desde hace algún tiempo, en el deporte en general se introdujeron una serie de aparatos que tienen como finalidad medir el rendimiento de cada atleta o jugador, incluso en los zapatos deportivos es posible medir el número de pasos dados, el tamaño de la zancada, entre otros factores.

Asimismo, esta tecnología ha permitido prevenir situaciones de riesgo para los deportistas como lo puede ser problemas del corazón, derivado de la exigencia física o por padecimientos genéticos.

Sin embargo, este tipo de mecanismos para determinar y mejorar el rendimiento de los jugadores abrió el debate sobre la importancia de los mismos en el futbol, un deporte que hasta hace poco se había resistido a la implementación de la tecnología en el terreno de juego.

Para aquellos que se declaran seguidores de la disciplina en estado puro, el desarrollo de los futbolistas se da con el tiempo, ya que con el paso de los partidos adquieren experiencia tanto de juego como emocional para tomar mejores decisiones; al tiempo que existen personas que apuestan por la medición e incorporación de tecnologías que les permitan identificar a potenciales cracks de la talla de Leo Messi o Cristiano Ronaldo.

Por lo menos esa es la premisa de la firma BrainsFirts, la cual asegura que puede determinar el “coeficiente futbolístico” de los jóvenes mediante un software denominado “Neurolympics” con el cual se realizan pruebas por 45 minutos dentro de las cuales se analizan 63 factores distintos que evalúan el potencial cerebral.

Incluso, este procedimiento ya fue adoptado por equipos de la Eredivisie (Liga de Holanda) como el PSV Eindhoven y el AZ Almaar, así como otras disciplinas dentro de las que destacan el hockey sobre pasto y el voleibol. De acuerdo con reportes de prensa, la implantación de este sistema tiene un precio que ronda los 11 mil y 82 mil dólares al año; mientras que el costo de cada jugador que se forma en las fuerzas básicas, le cuesta a un equipo entre 17 mil y 88 mil dólares anuales.

La diferencia radica en que este programa identifica el potencial cerebral de cada jugador por lo que la apuesta por los jóvenes puede ser más segura debido al potencial; es por ello que la generación de futbolistas bajo este parámetro generará un cambio en lo que rodea al futbol y el marketing que rodea al mismo, ya que a los potenciales patrocinadores de equipos y futbolistas, lograr que formen parte de su imagen será más complicado ya que existe un factor que asegura el éxito en la carrera de los mismos.