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La campaña de Dame Products se lanzó durante el Día Nacional del Orgasmo, de acuerdo con The Drum
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De acuerdo con Statista, para 2020 el mercado de los juguetes sexuales tendría un valor de 29 mil 70 millones de dólares
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Adamandeve.com apunta que los productos más populares en todo el mundo son dildos, vibradores y lubricantes
Constantemente las redes sociales están en conflicto con los contenidos tóxicos y negativos. Para algunas marcas, representa una extraña oportunidad de crecimiento. Otras, en su afán por eliminar estos elementos de su plataforma, caen en el abuso de sus colaboradores. Pero de acuerdo con una campaña, estos proyectos llegan a niveles ridículos de censura.
Dame Products, una compañía de juguetes sexuales, lanzó la campaña Approved, Not Approved. La pieza central de la iniciativa es un sitio web que reta a los usuarios a adivinar qué anuncios prohibió Facebook de su plataforma. Asimismo, lanzó una protesta en las oficinas de la red social en Nueva York, así como un video, quejándose de sus ridículos estándares.
Sexualidad, ¿indecente para una campaña?
El tema de las características tabú alrededor de la sexualidad, específicamente en torno a los juguetes sexuales para mujeres, no solo está presente en marketing. A mediados del mes, los organizadores del CES anunciaron que empezarían a aceptar este tipo de dispositivos, con algunas condiciones, en su piso de exposiciones. También plataformas como Netflix han luchado contra estas concepciones con algunas series originales.
Dentro del marketing, la conversación de la sexualidad todavía gira en torno a cómo puede utilizarse para vender otros servicios y productos. Sin embargo, cuando se trata de vender bienes directamente relacionados a la industria sexual, las autoridades suelen tomar una postura mucho más cerrada. Curiosamente, como señala el New York Times, este enfoque solamente se ejecuta cuando se trata de una campaña con objetos para el placer femenino.
Las campaña de Dame Products tiene fundamento. No es válido que las autoridades y redes sociales cataloguen de obscenos los anuncios que hablan del placer femenino. No si, a la vez, permiten sus contrapartes masculinas. En este contexto, la discusión no tiene que ver con indecencia, sino con la equidad de género. Las plataformas e instituciones deben homologar sus estándares de lo sexualmente apropiado. Sin importar a qué público se dirijan.