El espectáculo dentro del marketing político es una de las acciones a las que recurren los mercadólogos, como una forma de que sus mensajes logren mayor impacto.
Esto lo hemos descubierto en personajes de todo tipo de mercados como Donald Trump o Andrés Manuel López Obrador, quienes han centrado sus discursos y estilos en el espectáculo.
Pensemos en Donald Trump y las acciones que emprendió estando en campaña. El republicano generó polémica y atención internacional con los libres mensajes que emitía en Twitter, donde se pronunciaba sin censura sobre cualquier tema que llegara a su mente.
En cuanto a López Obrador, él ha encontrado en el estilo de sus discursos una capacidad clave para generar conversación sobre su marca personal.
Las marcas personales tanto de Obrador como de Trump cuentan con un estilo que los ha llevado a ser imitados para la generación de contenidos de manera exitosa.
El espectáculo como estrategia creativa del marketing político llevó recientemente al senador Zóe Robledo a elaborar un video imitando la música y fragmentos de la película Rocky, generado todo tipo de críticas en redes sociales:
Las reacciones en redes:
@AlfredoJalifeR_
El juniorcete Zoe Robledo antes perredista hoy en morena emula a Rocky en spot y lo tunden n redes https://t.co/DYQF03OcvN— Jorge Sifuentes (@_JorgeSifuentes) 16 de agosto de 2017
Esta no es la primera vez que un mensaje se convierte en un polémica estrategia de marketing político. Algo similar ocurrió cuando el entonces candidato de la alianza PAN-PRD a la presidencia municipal de Orizaba, Veracruz, Daniel Zairick, aparentemente copió un spot publicitario del presidente argentino, Mauricio Macri.
Ante estos casos, es importante recordar la responsabilidad que tienen los diversos integrantes del equipo de campaña del candidato, pues errores en la imagen, derechos de marcas que se usan para promover al candidato o mensajes inadecuados, impactan negativamente en la inversión en marketing, demeritando los resultados planteados y restando capacidad a la imagen de los candidatos, pues determina la relación que guardan estas marcas personales con los electores.