El paquete estaba a la puerta y era el regalo más valioso de su vida. Florián es colombiano y es un deportista paralímpico. Forma parte del equipo Movistar de ciclismo y es un nadador muy competente.
Muchos sueños ha cumplido y se encuentra trabajando de manera continua por cumplir otros. Sorprende su enorme y poderosa capacidad de aceptación, sus inmensas ganas de salir adelante y de convertir su mayor dolencia en el combustible que lo hace concretar metas y objetivos.
Su discapacidad ha sido el motor que le ha permitido conquistar medallas y récords. La natación se convirtió en su terapia. Después de dominar distintos estilos de nado, pensó en dedicarse al ciclismo, tarea difícil para todos, pero especialmente para hombres como él que han perdido alguna extremidad. De la mano de especialistas logró adaptar una bicicleta y marcar un antes y un después en ese deporte en su categoría.
Florián piensa ahora en triunfar también en triatlones de larga distancia, que estoy seguro conquistará. Pareciera que su disciplina, esfuerzo y ganas de triunfar no encuentran límites. Cuenta con una gran capacidad para asimilar sus derrotas y levantarse de ellas para intentar de nuevo.
La historia de Florián resulta extraordinaria. Víctima de la violencia que sufrió su país, en su juventud fue reclutado contra su voluntad por la guerrilla junto con otros miles de jóvenes colombianos. Solo gracias a su inteligencia y talento logró huir de sus captores y al volver a casa optó por enrolarse en el ejercito, al igual que su hermano. Lo que él no sabía es que sus antiguos captores seguirían presentes en su futuro.
Florían recuerda haber visto un paquete a la puerta de la casa de sus padres en la cual se encontraba de visita; dispuesto a levantarlo, se acercó a él y un instante después se encontró entre los brazos de su hermano, bañado en sangre y gritando de dolor por el daño que aquel paquete le había producido. La explosión le arrancó 3 extremidades y un ojo que lo llevaron a suplicarle a su hermano que le diera un tiro para calmar su dolor, cosa que no sucedió. El atentado lo obligó a para pasar 12 días en coma. Él describe ese episodio como un regalo de la vida y un segundo nacimiento, que le permitió convertirse en uno de los deportistas más grandes de su país. Admirable.