Por Daniel Granatta
Twitter @danigranatta

Supongo que ya lo leyeron, pero dijo Chris Anderson hace unas semanas que “la web ha muerto”. No Internet, no, sólo la red como punto de entrada, citando el hecho de que el consumo de contenidos “digitales” ya no se produce necesariamente a través de un navegador, sino que utilizamos aplicaciones de nuestro teléfono o nos conectamos mediante nuestro Xbox para charlar con nuestros amigos mientras jugamos con (o contra) ellos, en un sinfín de puntos de acceso que siempre se nos prometió con aquella célebre frase de que “un día, los refrigeradores tendrán conexión a Internet y, sabiendo lo que falta de la despensa, podrán pedir directa y virtualmente nuestra compra a los supermercados”.

Pero no mucho más tarde, hace un par de días, Twitter se lanza a escena con un rediseño de su plataforma, que incluye el recoger hacia el sitio mucho del tráfico que ahora anda esparcido mediante las distintas herramientas existentes para escribir nuestras frases de 140 caracteres…, así que, como reza el famoso dicho, “quién dijo miedo”.

Pero en cierta forma, lo que cambia no son las herramientas, sino el uso que le damos. Lo que más atrayente me resulta de las aplicaciones es el hecho de que traen de vuelta algo tan simple como lo “útil”, por encima de cualquier otro factor. Algo “útil” tiene un público con una necesidad específica, más allá de edades, targets y todas esas categorizaciones, y de alguna manera, en esta época tan audiovisual, recuperan un poco la primera esencia de la red, que era la de compartir y conectarse, algo más sencillo. Y eso me parece que tiene un cierto valor, el de simplificar cosas al punto de volverlas relevantes, por únicas, en toda esa multitud de información por la que navegamos a diario.

Lo divertido es que las aplicaciones vivan en un lugar o en otro, porque, por ejemplo, muchas de las que encuentro como sitio me hacen pensar que desearía que dispusieran de una versión para mi teléfono. Y algunas de mi teléfono, como por ejemplo WhatsApp, me hacen desear que tuvieran una versión de escritorio, para no tener que estar pendiente de mi teléfono cuando alguien me escribe vía esa herramienta. Así que, en este mar de dudas en que me encuentro, me dí a la tarea últimamente de recopilar algunas aplicaciones que, viéndolas todas juntas, parece que son ideales para preparar unas vacaciones o algo parecido, aunque no fue mi intención:

– Lanyrd: Es un localizador de conferencias, de todo tipo de temas, de modo que uno puede planear sus viajes en función de asistir a tal o cual evento.
– World Taximeter: Calcula un estimado de cuánto cuesta un viaje en taxi entre dos puntos en varios puntos del globo, aunque tengo la esperanza de que poco a poco irán incrementando el número de ciudades disponibles.
– How secure is my password?: Evalúa cuánto tardaría en ser descifrada la contraseña que escribamos en el campo de texto diseñado para ello. No almacena datos, todo transcurre en la parte de cliente del navegador, i love it.
– Globe Genie: Es una especie de Chatroulette, pero en versión puntos del globo. ¿Recuerdan ese cliché de hacer girar un globo terráqueo y detenerlo poniendo el dedo sobre su superficie? Igual, pero en versión 2010.
– Unhear it: ¿Tiene una canción pegada en la cabeza y no es capaz de quitártela? Hazlo usando este site, que reemplaza la antigua reproduciendo otra nueva (aunque no se descarta que uno se quede con ésta última pegada.
– Kayak: Aunque dispone de una búsqueda de vuelos tradicional, es mucho mejor la que incluye el uso de Google Maps para darle visibilidad a la información. Por ejemplo, haga click en el link para averiguar a dónde pueden volar desde Ciudad de México, antes de usar los sliders centrales para ajustar el rango de precios o las fechas.
– Umbrella today?: ¿Cómo estará el clima hoy? ¿Habrá riesgo de lluvia? ¿A qué hora? ¿En qué zona? … Demasiadas preguntas, mejor simplemente díganme si necesito paraguas o no, y notifíquenmelo por mensaje telefónico, gracias.

Así que, bueno, sería interesante si aprovecharan el campo de comentarios para agregar aquellas que consideren interesantes o de utilidad, que al final, es de lo que se trata y lo que nos importa, más allá de si se muere la web o la revitalizan con esteroides, ¡feliz uso!