La historia le atribuye una frase al desaparecido periodista mexicano, Jacobo Zabludovsky (1928-2015), quien luego de suscitarse los hechos del 2 octubre de 1968, donde murieron 150 civiles y 40 militares (sin ser una cifra exacta) comenzara su noticiero con la frase “hoy fue un día soleado”.
Pese a que sigue siendo una frase que no ha podido ser comprobada, el marketing político en México y la crítica a los medios de comunicación en la época de la llamada “dictadura perfecta”, usan esta frase para señalar que la desinformación puede culminar con una frase optimista, pese a que el entorno no ofrezca un situación adecuada.
En Estados Unidos, con la presidencia de Donald Trump hemos conocido que no hay errores que Twitter no diga, ya que es la vía que utiliza el político de línea republicana para atacar (amenazar) a sus oponentes o para dar un anuncio de primera de mano.
Durante la tarde de este lunes, el mandatario estadounidense sentenció una frase fuera de lo común “Un gran día en la Casa Blanca”, en un contexto en el que medios de comunicación de su país señalaban la renuncia del recién nombrado director de Comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci.
A great day at the White House!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 31 de julio de 2017
El funcionario, miembro del círculo cercano de Donald Trump, renunció a su puesto tras 10 días de su nombramiento. En un inicio se había comentado que había sido Trump quien lo había despedido, según The New York Times; sin embargo, poco tiempo después se confirmó que “Scaramucci consideró que era mejor dejarle al jefe de gabinete John Kelly, un camino limpio y la posibilidad de conformar su propio equipo”, indica un comunicado de la Casa Blanca.
Hace una semana Scaramucci fue el centro de atención tras las declaraciones que brindó a la revista The New Yorker en la que descalificó con un lenguaje soez al exjefe de gabinete, Reince Priebus, así como al jefe de estrategia de gobierno, Steve Bannon.
Además, en el mismo entorno, Estados Unidos anunció este lunes que congelará todos los bienes del presidente venezolano Nicolás Maduro que estén bajo su jurisdicción, al imponer sanciones al mandatario en represalia por la elección de los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente.
La sanciones, adoptadas al amparo de una orden ejecutiva dictada en marzo de 2015 por el entonces presidente Barack Obama, prohíben a personas y entidades estadounidenses celebrar negocios con el mandatario venezolano, a quien la Casa Blanca acusa de imponer una dictadura.
“Las elecciones ilegítimas de ayer confirman que Maduro es un dictador que ignora la voluntad del pueblo venezolano”, dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnunchin, en conferencia de prensa en la Casa Blanca.
En un claro avivamiento del añejo conflicto entre Caracas y Washington, el gobierno de Donald Trump genera presión contra la llamada “dictadura” de Nicolás Maduro y que ha generado varias decenas de muertos en los últimos meses tras declararse la organización de una Asamblea Constituyente.
Además toda esta situación se da en un contexto en el que tan sólo el 34 por ciento de los estadounidenses apoyan la gestión del presidente Donald Trump, lo que constituye el menor porcentaje en los casi cinco meses de la actual administración, de acuerdo con los resultados del último sondeo de la Universidad de Quinnipiac.
La personalidad de Trump ha sido un factor determinante en las actitudes de los sondeos del Centro Pew, ya que el 75 por ciento consideró que el mandatario es “arrogante”, el 65 por ciento lo calificó de “intolerante”, y el 62 por ciento hasta “peligroso”.
Un 55 por ciento lo describió como un “líder fuerte”, pero un reducido número lo ve como alguien “carismático” (39 por ciento), “bien calificado” para el cargo (26 por ciento), o “preocupado por la gente de a pie” (23 por ciento).
