La empresa se llama Kalain y ha surgido después de que de Katia Apalategui, una ex vendedora de seguros de 52 años, perdiese a su padre y desease, por sobre todas las cosas, poder preservar su esencia. Y es que los recuerdos y los olores tienen una intensa y evocativa relación en el cerebro humano.
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Para lograrlo, como se menciona en la entrevista de la publicación Salon, Apalategui contactó con la Université du Havre, cuyos investigadores se encuentran trabajando en la destilación de la esencia humana pura y luego de esto decidió iniciar su empresa junto a su hijo Florian Rabeau.
La compañía se prepara para lanzar en octubre este servicio de “olfactory comfort” en el que se ofrece mediante la botella de esencia diseñada de forma personalizada, algún consuelo a quienes acaban de perder a un ser querido y cuyo costo estaría cercano a los 600 dólares por envase.
Según Apalategui, el sentido del olfato es el más olvidado, pero el que trae consigo los recuerdos más poderosos y por ello con esta idea buscarán diseñar un ‘perfume’ con muchos de los aromas que identificaban a esa persona que ha desaparecido físicamente, aunque ha comentado que el negocio apenas se inicia y sabe que por ahora, crecerá lentamente, hasta que todos los aspectos y engranajes estén bien afinados.