En 2009, Uber nació como una empresa que prometía revolucionar la movilidad en el mundo entero. Su gran acierto fue revolucionar la adaptación de los avances tecnológicos dentro de las dinámicas entre los prestadores de servicios y los usuarios de servicios de transporte, en donde los beneficios de conectividad, accesibilidad e inmediatez del entorno mobile fueron la bandera de la innovación.
No obstante, al tiempo que el modelo de negocio de ésta firma, aún considerada como startup, maduró también lo hicieron los vacíos que desde el inicio fueron parte de su crecimiento, asunto que en meses recientes ha llevado al ojo del huracán a la empresa fundada por Travis Kalanick.
El tema no es menor si se considera que hablamos de la compañía que abandera la nueva generación de empresas, las cuales comparten algo más que ser causa y consecuencia de la era digital.
Números entregados por The Wall Street Journal indican que hasta marzo pasado, Uber se ubicaba como la startup más valiosa en el mundo al ser valorada en 68 mil millones de dólares. Al revisar los números de rendimiento de negocio entregados por la propia compañía a Bloomberg News, se prevé que aunque la empresa aumentó su actividad, registró pérdidas interesantes de capital.