Twitter suspendió más de 125 mil cuentas desde mediados del año pasado por tratarse de usuarios que, según la red social, promovían o estaban relacionadas con el terrorismo. 

En una publicación en su blog, titulado “Combatiendo al Extremismo Violento” la red social dijo que también incrementó la dimensión de los equipos encargados de supervisar reportes de actividad terrorista en el sitio, y que ha cooperado con las autoridades cuando éstas sospechan que los usuarios están involucrados en actividades terroristas, específicamente aquellas relacionadas con el Estado Islámico  (ISIS, por sus siglas en inglés).

“Condenamos el uso de Twitter para promover el terrorismo y las Reglas de Twitter dejan claro que este tipo de comportamiento, o cualquier amenaza violenta, no están permitidos en nuestro servicio”, dijo la compañía.

Twitter aseguró que el director del FBI, James Comey ha reconocido su compromiso con el bloqueo de contenido terrorista, y ha elogiado su trabajo.

A su vez, la compañía se dijo que ha establecido alianzas para empoderar a “voces no gubernamentales creíbles” en contra del extremismo violento, y ha formado parte de cumbres sobre el tema en la Casa Blanca, la Físcalía de Australia, el gobierno británico, la Comisión Europea y las Naciones Unidas.

“Como muchos expertos y otras compañías han notado, no existe un algoritmo mágico para identificar el contenido terrorista en internet, de manera que las plataformas globales en línea se ven forzadas a ejercer un desafiante juicio con base en información muy limitada y asesoramiento. Pese a este reto, continuaremos reforzando nuestras reglas de forma agresiva en esta área y cooperaremos con las autoridades y otras organizaciones relevantes para encontrar soluciones a este asunto crítico, y promoveremos narrativas que contrarresten estos discursos”.

Las medidas que Twitter está llevando a cabo son un arma de doble filo. Si bien se trata de un esfuerzo que puede dar un impulso a su reputación como marca y eventualmente podría coadyuvar a los esfuerzos por un mundo libre de ataques terroristas, las acciones que acomete la compañía bailan en la delgada línea que divide a la lucha contra los discursos violentos y a la represión de la libertad de expresión.

Por citar un caso, el pasado 2 de febrero, Amnistía Internacional denunció el arresto de Samar Badawi, activista y reconocida defensora de los derechos humanos, ya que el gobierno de Arabia Saudita la acusó de manejar una cuenta de Twitter en la que pedía la liberación de su ex esposo, Waleed Abu al-Kahir, abogado de derechos humanos, que se encuentra bajo prisión.

“Sólo semanas después de que Arabia Saudita conmocionara al mundo al ejecutar a 47 personas en un sólo día, incluido al clérigo chiíta Sheikh Nimr al-Nimr, ha demostrado nuevamente su completo desprecio por los derechos humanos. Samar Badawi ha sido arrestada por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión, y debe ser liberada inmediata e incondicionalmente, dijo Phillip Luther, Director para el Medio Oriente y el Norte de África de AI.

El mismo 2 de febrero ocurrió otro caso, la Suprema Corte española condenó a dos años de prisión a una usuaria de Twitter por hacer chistes sobre las víctimas del grupo terrorista vasco ETA. Según informó el diario El País, los comentarios de la valenciana de 25 años, María Lluch Sancho, hacían referencia a víctimas conocidas, como un canciller que fue secuestrado y ejecutado por la banda terrorista y un niño que perdió dos piernas en la explosión de un coche bomba. La Corte señaló que los comentarios tenían “niveles de crueldad, humillación e inclemencia de proporciones superlativas”.

De acuerdo con eldiario.es, Lluch se ha defendido, diciendo que se trataba de chistes de humor negro de los que hay “a millones” en las redes sociales.