Mientras la lira turca retrocedió este miércoles 12% respecto del máximo que había alcanzado el lunes (7 liras por dólar), la tensión entre el país que gobierna Recep Erdogan y los Estados Unidos no sólo continúa, sino que se agrava.
La novedad es la imposición de una serie de aranceles a productos estadounidenses por parte de las autoridades turcas, como una forma de represalia por una movida similar que llevó adelante Donald Trump el viernes pasado al elevar las tasas de importación al acero y el aluminio llegado de Turquía.
“Las tasas de importación de determinados productos fueron aumentadas en respuesta a los ataques deliberados de la administración estadounidense contra nuestra economía”, publicó en un tuit el vicepresidente turco Fuat Oktay, al mismo tiempo que se daba a conocer la lista en el boletín oficial.
ABD yönetiminin ekonomimize bilinçli saldırılarına karşı,
mütekabiliyet ilkesi çerçevesinde, bazı ürünlerin ithalatında vergi oranları artırılmıştır.— Fuat Oktay (@fuatoktay06) 15 de agosto de 2018
La novedad agrega más complicaciones a la ya difícil relación entre estos dos países de la Otan que han sido históricamente aliados. Turquía fue siempre el país que los Estados Unidos ha utilizado como asociado (diplomática y logísticamente hablando) a la hora de controlar a sus enemigos del cercano oriente y a Rusia, dada su ubicación estratégica entre Asia y Europa.
La publicación del boletín oficial de Turquía, firmada por el presidente Recep Tayyip Erdogan, dice que se duplicaron los aranceles de los automóviles (elevándolos al 120%), a las bebidas alcohólicas (140%) y al tabaco (60%).
También tienen el doble de aranceles productos estadounidenses como los cosméticos, el arroz y el carbón.
Causas y efectos
Una de las causantes de la crisis diplomática (y ahora comercial) entre Ankara y Washington es la detención de un pastor protestante estadounidense en Turquía hace dos años, quien permanece en arresto domiciliario.
En respuesta, Trump impuso en agosto sanciones a dos ministros turcos y duplicó los aranceles al acero y aluminio de Turquía, lo que aceleró la caída de la lira respecto del dólar. En lo que va del año, la moneda de Erdogan se devaluó un 61%. El dólar pasó de 3,81 en enero, a 6,14 este miércoles, con un pico de más de 7 liras por dólar el lunes pasado.
La caída de la economía de Turquía contagió al resto de los mercados, amenazando la estabilidad internacional. Países como Argentina y Sudáfrica fueron los más perjudicados.
En Argentina, la crisis turca sumó problemas a su muy débil estabilidad cambiaria derivada de una serie de errores del gobierno de Mauricio Macri que lo ha llevado a perder popularidad y a cambiar a su equipo económico. Además, debió pedir un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 50.000 millones de dólares para evitar un colapso.