Con los años, los cambios de la percepción sobre lo que está bien y lo que está mal entre generaciones siempre ha sido un tema a discutir. Pero a diferencia de otros tiempos, la rapidez de avances tecnológicos es impresionante y a mi generación nos deja poco tiempo para lograr saberlo todo. Cuando ya estas entendiendo una plataforma, te salen con una nueva y no todos tenemos la habilidad de adaptarnos rápidamente.
Esto no sólo sucede en la percepción de la actividad digital, sino en las nuevas reglas de educación, convivencia y respeto entre las personas. Entender las nuevas ideologías es indispensable para una mejor relación con las personas y generaciones mas jóvenes.
Aun recuerdo aquellas primeras marchas feministas donde vi los destrozos que hacían las mujeres al pasar. Debo confesar que yo pensé: “Pero, ¿por qué hacer las cosas mal si las pueden hacer bien? ¿para qué dañar cosas si vienen ya lastimadas?”. Yo no comprendía de dónde estaban generando esa manera de actuar, pero mi hija que actualmente cuenta con 24 años tuvo la paciencia de sentarse, escucharme y al final me pregunto: “Y si fuera yo, ¿tú que harías?”. No sé ustedes, pero al escuchar esa pregunta mi instinto de madre solo dijo: Quemaría Cancún.
Cada vez, me van enseñando poco a poco las cosas a las que nos debemos enfocar. Ahora, voy revisando mis recuerdos en Facebook y me doy cuenta de cómo cosas que hace algunos años me parecían chistosas, hoy me parecen ofensivas.
El primer ejemplo con el que me encontré, fue con la famosa campaña de Doritos que decía “Las cosas buenas rolalas”. Esta campaña contaba con una serie de videos, uno que destacó fue el que muchos recordarán como “Dime Vaquero”, un comercial censurado en 2009 en la TV abierta, pero que tuvo un gran éxito en youtube y que mucha gente, incluyéndome, compartió por su sentido del humor. Para quienes no lo recuerdan, “Dime Vaquero” grababa a una mujer caminando por las calles mientras todos le gritaban “Dime Vaquero”, la mujer termina corriendo para esconderse y le habla a su novio, es aquí cuando nos revelan que su pareja subió un video de ambos teniendo sexo sin su consentimiento.
Hoy me parece lo más desagradable y agresivo. Me tomé la molestia de borrarlo de las redes sociales en las que yo lo había compartido. Lo primero que se me vino a la cabeza fue la Ley Olimpia, la cuál es un conjunto de formas legislativas que reconocen la violencia digital, apoyando la violación de la intimidad sexual de personas en medios digitales, que ya está autorizada en varios estados de la república. Pensé en cómo si yo apoyaba dicha ley, no podía seguir compartiendo este tipo de contenidos que alguna vez me entretuvieron, luego me vino a la mente cómo aunque Doritos ahora apoya movimientos queer, sería muy fácil señalar las inconsistencias ideológicas de la marca.
Las marcas tienen un gran camino que recorrer a la hora de pensar en los anuncios de sus productos, el claro ejemplo lo vemos en algunos de los capítulos de la actual serie de Netflix Emily in Paris; donde una chica con un Master en Mercadotecnia llega a París para hacer recomendaciones de cómo manejar sus redes sociales a una agencia de publicidad.
En esta serie la distancia generacional aparece, los empleados en la agencia de París son de una generación completamente diferente a la de Emily. Cuando las campañas y promoción van enfocadas a detalles que en la actualidad pueden considerarse ofensivos, Emily, como milenial, trae un enfoque objetivo a cuidar el no integrar tantas cosas sexuales y ofensivas ante el producto.
Estamos en un momento interesante y de mucho cuidado. Si bien, algunas veces tu principal consumidor son personas a partir de los 40 años, debes tener cuidado y no olvidar a los jóvenes que ya cuentan con un poder de compra y que en un futuro se pueden volver tu público objetivo. Ellos no van a olvidar tus desaciertos en la publicidad, si no cuidas el no ofender, el no dañar y especialmente, el no burlarte de situaciones sexistas yo de género, tu producto puede volverse el que ellos decidan no consumir.
No es momento de defender únicamente a lo que estamos acostumbrados y conocemos, los tiempos cambian y en este tiempo lo que nos corresponde es observar, escuchar y aprender la manera en la que los jóvenes se verán en un futuro, ya que eso determinará mucho su modelo de consumo y nos ayudará a una mejor convivencia con ellos. Por otro lado, hablando con mi hija, ella me dijo que muchas personas jóvenes argumentarían que no es su trabajo educar a los de nuestra generación, ya que en realidad tenemos toda la información a nuestro alcance. Yo le dije que comprendo pero no todos tienen la facilidad de saber a qué página web ir. Así como yo le pido empatía a mi generación de mantener la mente abierta, yo le pediría un poco de empatía a los jóvenes de ayudarnos cuando el cambio no nos es tan fácil. No dejes de seguirme en mis redes @ginaalfeiran