Y ahora se afecta algo relacionado con nuestra industria: ¿qué pasará con los contenidos audiovisuales y la mercadotecnia cuando la “Política Trumpiana” de censura y antidiversidad se cuelen en las reglas del juego? Y, más importante, ¿cómo afecta esto a las marcas y empresas, tanto en su país como aquí en México?

Con Trump, el discurso político se ha traducido en políticas concretas que afectan la manera en que las empresas pueden comunicar. Desde restricciones a ciertos mensajes que promueven la diversidad, hasta la “moralidad” impuesta en plataformas de comunicación, la censura se convierte en una cuota obligada para los contenidos de comunicación de mercadotecnia y audiovisuales. Es como si te dijeran: “Puedes hablar, pero solo si lo haces como yo quiero”. Y claro, ese “yo” es la ideología conservadora que Trump defiende.

Marcas alineadas con esta ideología

Ahora, no todas las empresas están nadando a contracorriente. Algunas marcas claramente han mostrado afinidad con los valores conservadores de Trump. Algunas de ellas son:

• Goya Foods: Durante el mandato de Trump, el CEO de Goya, Robert Unanue, expresó abiertamente su apoyo al expresidente, lo que generó controversias y llamados a boicots, aunque también atrajo simpatizantes conservadores.
• MyPillow: Su CEO, Mike Lindell, es un conocido aliado de Trump y ha sido una figura destacada en movimientos conservadores. La marca ha sido una de las más visibles en su apoyo al expresidente.
• Hobby Lobby: Esta cadena minorista ha sido conocida por sus posturas conservadoras y su respaldo a políticas antiabortistas, un tema cercano a la agenda republicana.
• Chick-fil-A: Aunque no han respaldado abiertamente a Trump, sus valores corporativos tradicionales y su historial de apoyo a causas conservadoras han resonado con sectores alineados con la ideología del expresidente
• Fox News: Fox News es un actor clave en el espacio mediático que ha promovido muchas de las políticas e ideologías conservadoras de Trump.

Estas marcas no solo se alinean ideológicamente, sino que también buscan conectar con un nicho de consumidores que comparte esas creencias. Sin embargo, para quienes no están de acuerdo con estos valores, estas empresas pueden convertirse en símbolos de polarización.

Para otras marcas, la situación no es tan sencilla. Muchas se encuentran en un momento importante de decisión: o se adaptan a las políticas conservadoras o se arriesgan a enfrentar restricciones.

Las grandes plataformas, como las redes sociales, también juegan un papel clave aquí (ya vieron a Zuckerberg y a Musk en la toma de protesta como invitados especiales). Si el algoritmo de las redes amigas de Trump identifica, penaliza o censura ciertos mensajes por ser “contrarios” a la ideología predominante, las marcas deben replantearse cómo comunican sus valores.

Las marcas más afectadas y las que juegan “seguro” con Trump

Empresas de moda, cosméticos y entretenimiento que han hecho de la inclusión su bandera podrían ser de las más golpeadas. Pensemos en marcas como Nike, que ha lanzado campañas inclusivas, o en Disney, que ha diversificado sus personajes en los últimos años. Con un clima conservador, estas marcas podrían ver limitadas sus opciones de comunicación o, peor aún, podrían enfrentar boicots organizados por consumidores alineados con la ideología de Trump.

Por otro lado, jugando seguro, están estas empresas que no necesariamente han declarado un apoyo directo, pero sus estrategias de mercadotecnia y valores están diseñados para estar cómodos con públicos más tradicionales y conservadores:

• Walmart: Con un enfoque en comunidades conservadoras en el centro y sur de Estados Unidos, Walmart ha adoptado una postura neutral que no desafía las sensibilidades políticas de esos segmentos.
• Cracker Barrel: Este restaurante ha sido percibido como un lugar que promueve valores más tradicionales, apelando a públicos conservadores.
• Home Depot: Su cofundador, Bernie Marcus, ha sido un partidario abierto de Trump, aunque la empresa ha tratado de distanciarse de sus comentarios

¿Y México?

En nuestro país, las cosas también se sienten y sentirán. No estamos exentos de los resultados. Muchas empresas mexicanas que tienen presencia en Estados Unidos deberán ajustar sus estrategias para no incomodar a los sectores conservadores. Pensemos en cadenas de comida, productos de consumo masivo o incluso en la industria del entretenimiento.

En el caso de los contenidos audiovisuales, las producciones mexicanas que buscan llegar al mercado estadounidense también podrían ser filtradas por estos “nuevos” criterios. Quizá historias que promueven la diversidad o abordan temas sensibles podrían enfrentar más barreras que antes. (Ojo VIX).

No está fácil la cosa. Para las marcas, el desafío estará en encontrar el equilibrio entre defender sus valores y adaptarse a un entorno cada vez más polarizado (¡otra vez como que me suena a algo conocido…!).

El panorama no es sencillo, pero algo está claro: las marcas y los creadores de contenido que logren navegar estas aguas turbulentas serán quienes realmente entiendan cómo conectar con una audiencia dividida sin perder su esencia.