Después de mantener presiones sobre armadoras que mantenían inversiones en México, además de la cancelación de la construcción de la planta de Ford, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantuvo reuniones durante el segundo día de su administración con ejecutivos de General Motors, Ford Motor Company y Fiat Chrysler.
Se tenía previsto que Trump presionara en la reunión a los dirigentes de las armadoras, todo lo contrario, les prometió relajar las regulaciones para que construyan plantas en Estados Unidos.
En la reunión estuvieron presentes, al presidente ejecutivo de GM, Mary Barra, Mark Fields de Ford, Sergio Marchionne de Fiat Chrysler, a quienes el mandatario prometió simplificar las medidas e incentivos para hacer negocios solo en Estados Unidos.
Cabe recordar que las armadoras han preferido instalar sus plantas en México, Brasil o Asia, pero no en Estados Unidos, debido a los altos costos fiscales, aunque han ampliado las capacidades de sus plantas existentes.
Casi a la par de sus declaraciones, la armadora Toyota anunció que crearía 400 puestos de trabajo, además de que invertiría 600 millones de dólares en su planta de Indiana, que aumentará su producción de vehículos en Estados Unidos.
Momentos después de su reunión con las automotrices, Trump decretó el avance en las construcciones de los oleoductos petroleros de Keystone XL y Dakota, el segundo había sido detenido por el ex presidente, Barack Obama, al considerar que afectaría el suministro de agua de una tribu cercana, además de profanar tierras sagradas.
Ante posibles afectaciones, Trump pidió a constructores que utilicen acero en la construcción de los oleoductos, es decir, acero estadounidense y de producción nacional, sin artefactos importados. Ante las crecientes protestas, el mandatario precisó que se crearán 28 mil empleos dentro de la industria de la construcción.
El oleoducto de Keystone XL tendrá una extensión de mil 900 kilómetros, y podrá transportar más de 830 mil barriles de petróleo, diariamente, sintético y bituminoso diluido. En el caso de Dakota, Obama detuvo su construcción al argumentar que la obra no reduciría los costos de la gasolina, no crearía empleos estables y no favorecía los intereses de Estados Unidos.
Great meeting with Ford CEO Mark Fields and General Motors CEO Mary Barra at the @WhiteHouse today. pic.twitter.com/T0eIgO6LP8
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 25 de enero de 2017