El presidente Donald Trump llegó tarde este sábado a una conferencia sobre igualdad de género que se celebra en el marco de la cumbre del G7 en Canadá.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau comenzó la conferencia advirtiendo que no iba a esperar por “los atrasados”. A Trump lo sentaron entre Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional, y Christine Whitecross, una teniente general de las fuerzas armadas canadienses.
El mandatario estadounidense arribó a la cumbre del Grupo de los 7 enfrentado a aliados cruciales debido a los aranceles que impuso su gobierno, pero intentó aliviar la tensión con charlas amistosas y ofreció vagas promesas de avances en negociaciones comerciales.
Sin alcanzar algún acuerdo comercial ni establecer mecanismos para resolver la guerra comercial desatada por las tarifas impuestas a las importaciones de acero y aluminio.
Minutos antes de dejar la sede de la 44 cumbre del G7, que concluirá esta tarde en esta apartada localidad canadiense, Trump aclaró que no hay que culpar a los líderes del grupo por el déficit comercial de su país, sino a quienes lo dirigieron en la presidencia, “no sólo (el expresidente Barack) Obama, sino 50 años atrás”.
Trump adelantó la mañana de este sábado su salida de la reunión del G7 para reunirse con el líder de Corea del Norte, Kim Jung-un, en “misión de paz”, y confió en lograr avances para la desnuclearización de la península coreana.
“Voy en una misión de paz”, dijo el presidente en rueda de prensa, antes de abordar el Air Force One para el histórico encuentro en Singapur, y sostuvo que “es territorio desconocido (…) pero me siento realmente confiado”.
Antes de partir, el gobernante estadounidense felicitó a los líderes de Canadá y de Europa por haber hecho buenos acuerdos para sus países y no para Estados Unidos, “pero esos días se acabaron”, aseveró.
Sin embargo, advirtió que su mano dura en la relación comercial con los países aliados de Estados Unidos seguirá, y sus socios “no tendrán otra opción” que aceptar sus condiciones.
En su opinión, las represalias que han impuesto países como Canadá, México y la Unión Europa (UE) en respuesta a los aranceles de 25 por ciento a las importaciones del acero y de 10 por ciento a las de aluminio, serán “erróneas” debido al desbalance comercial que existe entre Estados Unidos y esos países.
“La diferencia es que ellos hacen más negocios con nosotros de los que nosotros hacemos con ellos, por eso no perderemos porque, por ejemplo, con un país tenemos 375 mil millones de dólares de déficit, así que no perderemos”, consideró.
La víspera tanto el primer ministro canadiense Justin Trudeau como el presidente francés Emmanuel Macron adelantaron que en su reunión del viernes, tratarían de hacer entender a Trump que su política aislacionista no sólo afectaba a los demás países, sino a la propia economía y trabajadores estadunidenses.
Tras esa cita, Trump, dejó Quebec en el mismo tono con el que llegó: “hay un gran desbalance comercial y yo lo que quiero es traer el balance. Ellos pueden elevar sus tarifas, pero nosotros (tenemos) fuertes medidas contra eso y los número son astronómicamente contra ellos, ganaremos esta guerra mil veces”.
Flanqueado por su asesor económico, Larry Kudlow, Donald Trump pugnó por un mundo con “no tarifas, no barreras y no subsidios”.
El mandatario fue el último jefe de Estado en llegar a la 44 cumbre del G7 y el primero en marcharse, reiteró su interés en que Rusia sea readmitido en este grupo de países más industrializados del mundo, del que fue suspendido tras su invasión a Ucrania y la anexión de Crimea.
Evadiendo la acción intervencionista rusa, Trump acusó a Obama de haber permitido que Moscú invirtiera “mucho dinero” en Crimea: “Obama puede decir lo que quiera, pero él permitió que Rusia tomara Crimea”.