Una decisión que va en contra de la privacidad de los usuarios de internet. La nueva normativa que será rubricada por el presidente estadounidense en los próximos días, después de haber sido ratificada por la Cámara de Representantes, permitirá que los proveedores de internet vendan los historiales de búsqueda de los usuarios, lo que beneficia a las grandes empresas de telecomunicaciones, pero no a los internautas.
Esta decisión es también un retroceso con respecto a las regulaciones establecidas por el gobierno de Obama, que había establecido que esto era solo posible si los usuarios autorizaban a las empresas. Algo que según los republicanos, era excesivo y debía ser eliminado. Y lo han hecho sin debatir la legislación, consultar a los comités respectivos o a expertos, en menos de un mes.
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Además de permitir la venta de estos datos por parte de las compañías proveedoras del servicio, sin necesidad del consentimiento de los usuarios, los republicanos además han prohibido a la agencia reguladora la posibilidad de volver a imponer restricciones similares.
Con esta nueva ley, si un usuario no desea que se vendan sus datos, será él quien deba pedirlo de forma expresa, lo que deja al usuario a merced de que se venda, en cuanto entre en vigor, los datos sobre su historial de búsqueda, localización o tiempo que permanezca en una web especifica, por defecto. Una posición que coloca los datos de los usuarios como propiedad de las empresas proveedoras del servicio, cuando en realidad pertenecen a los consumidores.