1. El expresidente Trump adquiere mĆ”s notoriedad debido a la profusa difusiĆ³n del caso. En una remota situaciĆ³n de que libre el juicio, tendrĆa ya la plataforma de su campaƱa. Al menos por ahora le han colocado en el centro de las noticias y eso a Trump le resulta cĆ³modo.
2. Trump pierde el caso y con Ć©l, toda aspiraciĆ³n electoral. Hasta el momento hay silencio del bando demĆ³crata, lo que considero es lo mĆ”s conveniente para ellos al no involucrarse. Del lado republicano se han escuchado algunas voces en favor del exmandatario que hablan de persecuciĆ³n polĆtica. La narrativa conservadora estĆ” haciendo su juego.
Trump tiene 34 cargos que son delitos graves y conectados a un esquema electoral que representan una montaƱa dura de escalar para su defensa en independencia de que, por primera vez, un expresidente de EEUU, ha sido acusado formalmente. Este posicionamiento negativo, el magnate jamƔs podrƔ quitarse.
Lo cierto es que la red temĆ”tica llamada, āTrump acusado formalmenteā, ha crecido exponencialmente y tiene a los medios de comunicaciĆ³n americanos analizando toda clase de expectativas.
Para nosotros los comunicadores y mercadĆ³logos, el interĆ©s en Ć©ste se direcciona al concepto de laPOSVERDAD, que ha sido parte del esquema de comunicaciĆ³n polĆtica de Trump desde su primera campaƱa electoral, la siguiĆ³ utilizando durante sus cuatro aƱos en la Casa Blanca y lo hace ahora en su defensa.
La posverdad, apunta MarĆa JosĆ© Canel Crespo, āpuede ligarse al arte de la mentira misma que hace tambalear los verdaderos fundamentos de la democraciaā.
Lo anterior provoca que nuestras sociedades no interactĆŗen dentro de la banda de la verdad.
En el caso de Trump, aparecen frases tendientes a la victimizaciĆ³n y a la conspiraciĆ³n para defenderse en algo que a los ojos de la justicia es muy claro: utilizĆ³ fondos de campaƱa mismos que no fueron registrados para pagar el silencio de una polĆ©mica actriz.
Esta narrativa por supuesto busca tergiversar la verdad al buscar polarizar a la esfera polĆtica americana.
La palabra posverdad es relativamente nueva, aparece en el 2016 como la palabra del aƱo justamente cuando se celebraban las elecciones estadounidenses teniendo precisamente como contendientes a Donald Trump y Hillary Clinton.
Su definiciĆ³n es muy clara: es una circunstancia en la que los hechos objetivos influyen menos en moldear la opiniĆ³n pĆŗblica que las apelaciones a la emociĆ³n y a la creencia personal. La palabra es un sustantivo y denota claramente manipulaciĆ³n.
La posverdad afirma falsedades, y aun cuando se presentan evidencias que muestran lo opuesto, se continĆŗan repitiendo hasta lograr que pasen a formar parte de las creencias y convicciones de quien escucha.
Vivimos claramente en la era de la desinformaciĆ³n y este tipo de expresiones polĆticas solo abonan para confundir al ciudadano en su buena toma de decisiones, pues no se puede hacer noticia algo que sostiene en el tiempo los rumores falsos.
Sin duda que la verdad debe prevalecer y habrĆ” que combatir este fenĆ³meno como algo negativo pues nada hay mĆ”s peligroso para una sana democracia que la mentira repetida y manipuladora.
Nos encontraremos mƔs adelante.