“Otra vez la burra al trigo”. La frase que popularizó en mundo de habla hispana Don Ramón encaja perfecto en la (mala) noticia de este jueves: el presidente de Estados Unidos Donald Trump ordenó que se ponga en marcha una investigación sobre las importaciones de carros con la intención de aplicar un arancel de hasta el 25% si determina que ponen en riesgo la economía estadounidense.
Es algo que Trump había dicho en campaña, luego retomó al comienzo de su mandato y, ahora, ha vuelto a poner en agenda.
“Los fabricantes de automóviles, incluyendo Mazda y el grupo de países liderados por México que exportan a Estados Unidos, deberían abrocharse el cinturón de seguridad porque sus negocios podrían tener un viaje lleno de baches gracias al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump”, dice Bloomberg analizando la novedad.
El miércoles por la tarde, Trump instruyó a su secretario de Comercio, Wilbur Ross, para que lleve a cabo una investigación sobre si las importaciones de automóviles están debilitando la economía estadounidense y cómo esto puede afectar la seguridad nacional. El Departamento de Comercio dijo, poco después, que estaba comenzando la investigación.
Las naciones más afectadas si la administración Trump implementa medidas proteccionistas, que podrían ser los aranceles, serían México, la mayor fuente de importación de automóviles de Estados Unidos, seguida por Canadá, Japón, Alemania y Corea del Sur.
There will be big news coming soon for our great American Autoworkers. After many decades of losing your jobs to other countries, you have waited long enough!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 23 de mayo de 2018
Mazda en problemas
Entre los fabricantes de automóviles del mundo, Mazda, la unidad Jaguar Land Rover de Tata Motors y Mitsubishi Motors (del grupo Nissan Renault) serán las compañías que sufrirán más si se concreta la decisión de Donald Trump. Ninguna fabrica nada en Estados Unidos, todos los vehículos que esas empresas venden en ese país son importados.
Volkswagen y BMW también envían gran número de automóviles y camiones desde plantas en el extranjero. Ford, Honda y General Motors, por otro lado, producen volúmenes sustanciales de los vehículos que venden en los Estados Unidos en fábricas locales.
Tesla, por su parte, no se vería afectado, ya que el fabricante de automóviles eléctricos construye todos sus modelos en California.
Ross dijo que hay “evidencia que sugiere que, durante décadas, las importaciones del exterior han erosionado la industria automotriz nacional”.
Como ocurrió con el aluminio y el acero, el Departamento de Comercio dijo que bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962 investigará si las importaciones de vehículos y partes amenazan la salud y la capacidad de la industria para desarrollar nuevas tecnologías avanzadas.
En un comunicado, Ross prometió una “investigación exhaustiva, justa y transparente”.
La medida abre un nuevo frente en la agenda comercial de Trump “América Primero”, cuyo objetivo es recuperar los empleos en la industria manufacturera perdidos.
Además de los aranceles del 25% sobre el acero y los aranceles del 10% sobre el aluminio, que ya rigen (con excepciones, México es uno), la administración Trump amenazó con aranceles sobre bienes chinos por valor de 50.000 millones de dólares por reclamo de propiedad intelectual.
Según Reuters, un funcionario vinculado a Trump dijo que se trata de una “movida esperada que apunta, en parte, a presionar a Canadá y México para que hagan concesiones en las conversaciones para actualizar el TLCAN, al igual que a Japón y a la Unión Europea, que también exportan grandes cantidades de vehículos a los Estados Unidos”.
Estados Unidos importó 8,3 millones de vehículos en 2017, valorados en 192 mil millones de dólares, incluidos 2,4 millones de México, 1,8 millones de Canadá, 1,7 millones de Japón, 930.000 de Corea del Sur y 500.000 de Alemania, según las estadísticas del gobierno de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, Estados Unidos exportó casi 2 millones de vehículos a todo el mundo, por valor de 57.000 millones de dólares. Por lo que la balanza comercial es altamente desfavorable en ese sentido.
