La mercadotecnia de género se une con la mercadotecnia tribal cuando dos experiencias o momentos suceden al mismo tiempo. Hoy quiero hablar de una situación en específico ¿Cómo dos perfiles de clientes se sintonizan al mismo tiempo al ser completamente diferentes entre si?, Surgen de la nada y hacen una arquitectura de su propia marca y misiones de compra.
Las Lobukis, conocida tribu urbana que es al contexto perfecto de los Mirreyes, que juegan con ellos y conviven de manera significativa. Hoy están tomando mucha fuerza en la compra de estilo de vida. Son importantes impulsoras de compras de lujo, bolsos, zapatos, joyería y accesorios en general. Y no sólo eso, las Lobukis hoy son más que una tribu urbana. Son embajadoras de marca y publican contenido relevante sobre marcas de estilo de vida en general en sus redes sociales. Modelan las nuevas tendencias en moda inmediatamente después que las compran.
Por otro lado, el género masculino no se ha quedado atrás y genera su propia fórmula de consumo. Donde no importan la condición social ni la preferencias sexuales. Han surgido desde hace más de un año los Lumbersexueles (Su nombre viene de Lumberjack que es una forma de nombrar a los leñadores en EE.UU). Esta tribu urbana impulsa millones de dólares en transacciones de productos de cuidado personal como champús, cremas y tratamientos para el cuidado y ceniciento de la barba.
Las cartas están en la mesa. Los clientes a través de su género están exigiendo a las marcas alcanzarlos en sus nuevas necesidades de consumo. Las marcas tienen que seguir a las tribus urbanas, estudiarlas, entenderlas y escuchar los movimientos que generan, sólo así serán capaces de desplazar sus productos y servicios. Si hay diálogo, no habrá muerte.