La narración corporativa de historias (stoytelling), en la opinión de Mark Schaefer, es una tendencia que debe debatirse. Y es que, a pesar de que siempre habrá espacio para la narración de historias de marca de alguna forma u otra, se debe reconocer que nos encontramos en un periodo de cambio, el cual lo considera dramático y rápido en lo que respecta a las opiniones de los consumidores sobre las redes sociales, el contenido y la confianza.
En tiempos de las fake news, se necesita volver a pensar cómo es que se cuentan las historias, dónde se cuentan, qué se cuenta e incluso quién lo cuenta. Según Schaefer, la confianza en las empresas en Estados Unidos, así como otros territorios, está en su punto más bajo.
No obstante, la confianza en las personas (amistades, expertos, técnicos o autoridades) es elevada, de tal modo que los contenidos generados por los usuarios funcionan, además del contenido generado por un empleado, comentarios, influencers, entre otros.
Un ejemplo de ello es North Face, quien cambió por completo el enfoque corporativo normal; en lugar de contar la historia de la empresa, contó la historia del cliente.
1. La narración corporativa no es creíble.
Llenar los sitios web con historias inverosímiles de benevolencia corporativa, así como fotos de experiencias de personas de todas las etnias saltando en las praderas, puede desviar a las personas de la realidad.
Las marcas tejen la realidad, de acuerdo con el Barómetro de Confianza de Edelman muestra que la confianza en las compañías ha disminuido precipitadamente con el tiempo y actualmente está en su peor momento. Esto implica que no importa cuanto se trabaje en tu historia, lo más seguro es que tus clientes no confíen en ti.
Las firmas destinan recursos en campañas de marketing de causas, las donaciones de caridad van en aumento, las redes sociales han forzado a una mayor transparencia.
2. La narrativa corporativa no es nativa.
Otra razón por la que la narración corporativa puede no funcionar es porque estas historias raramente se ajustan al flujo de la corriente de contenido nativo de una persona. Esto se puede demostrar con una simple prueba, desplázate por tu feed de Instagram sin concentrarte en el autor e intenta adivinar qué fotos son el contenido patrocinado.
Puedes hacerlo casi todas las veces sin fallar, ¿por qué?, debido a que las fotos patrocinadas sobresalen, siguen pareciendo anuncios, no fotos de tus amistades. De igual forma, la mayoría del contenido corporativo se detecta por que se trata de una foto perfecta o una escritura que fue pasada por el filtro de aprobación legal, en pocas palabras es un anuncio.
3. Si no es local, es sospechoso.
En declaraciones de Carla Buzasi, directora de general de WGSN, quien se encarga de detectar megatendencias globales, informó que la idea de que el poder del mundo se está convirtiendo en “observadores locales”, esto significa alguien que lidera el activismo en una zona específica.
Las personas están hartas del mundo polarizado y han entendido que pueden trabajar para un cambio real. Esta tendencia no tiene que ver con la edad, sino con el hecho de existe la sensación de los cambios realmente son posibles.
Schaefer detalla que no solo está dirigido a los Gobiernos, sino también a la banca, las corporaciones, instituciones así como cualquier otra persona que obstaculice el progreso, la inclusión y la libertad personal. De tal modo que no creen las historias corporativas porque no creen en nada que no puedan ver a nivel local.
Deben ser testigos de la acción en su comunidad, no escuchar las palabras de alguna agencia de publicidad lejana.