—Nunca, nunca le digas a mi mamá que trabajo de UBER y que al mismo tiempo soy gerente de relaciones públicas—Sentenció a su primo en el chat del Whatsapp.
A partir de ahí, decidió que movería las cosas para que todo le comenzara a beneficiar desde ya. Los tiempos de vacas flacas habían acabado para ella, ¿Por qué no ganar más dinero mientras su jefe se la vivía en Europa y ella se la pasaba trabajando.
Decidió inventarse una gran historia. Cerró todos los chats que la incomodaban y se enfocó en tramar un buen plan que le daría para pagar todas sus deudas.
Tenían un chat de servicio para atender en todo momento y a todas horas al cliente. Mañana, tarde y noche. Poco a poco fue contando historias para hilvanar el cambio de mando. De lo que se trataba era de hacerse un poco la víctima y aparecer muy débil frente al cliente. Como una víctima más del jefe gritón.
Nora Rivera estudió en una universidad muy católica. Por fin tendría el trabajo que merecía. Seguro, era justicia divina. No sólo logró dominar la cuenta, también contribuyó con mucha estabilidad a la agencia. Aprendía rápido y era capaz de producir, negociar y hacer milagros. Todo para pagar sus deudas y y estar tranquila.
¿Qué si me sentí engañado? Tal vez, pero no necesariamente.
Si Nora me hubiera hablado de frente, si me hubiera dicho que necesitaba ganar más dinero y que para eso, además de trabajar conmigo necesitaba ser conductor de UBER, DiDi o lo que fuese, por supuesto que le hubiera dicho que sí.
Si no hubiera aceptado como jefe, hubiese proyectado conservadurismo y poca actualidad. Y muchas veces prefiero verme actual aunque pierda liderazgo.
No sé cómo terminaron esos siete años de trabajar con esa cuenta. Pero en meses terminó y lo perdimos todo.
Reunión presencial tras reunión presencial sin mí, poco a poco se debilitaba mi imagen como jefe, ¿Alguna vez han sentido que todos saben de algo que ustedes no saben? Es una sensación indescriptible.
Lo único que les puedo decir es que en esos mementos, es imprescindible guardar la calma y pensar que no es el fin del mundo. Que normalmente la gente de forma orgánica se va agrupando en tribus afines en cuanto a carácter, vivencias y sintonías.
Y que sí, aveces como un animal extraño a la tribu o un miembro enfermo te aíslan y de abandonan. Esta es la ley de la selva, del mundo y de las agencias.
Todo terminó verdaderamente mal. Renunciaron un día antes de entregar el reporte mensual de resultados.
Si te pagan como agencia contra resultados, es imposible comprar tu trabajo si no tienes el “Montly”. Quizá lo más triste y lo más sabroso para la áreas de complience (Normas y cumplimiento) es que todo mundo me llamaba par pedir , exigir un reporte que era imposible de entregar en horas.
Clientas y excolaboradoras que habían ya renunciado me presionaban por dinero para entregar algo que era imposible resolver en horas. Así las cosas. Por fin terminó. Las relaciones profesionales, personales, de negocios se deben de terminar de forma limpia, transparente y de frente.
Sólo así lo malos tragos de la vida, al pasar del tiempo serán capaces de entender que la vida es una trayectoria en busca de éxito que tiene muchos caminos de fracasos. Los aprendizajes se afianzan, sólo si somos capaces de entenderlo, verbalizarlos y asimilarnos con la verdad y la imparcialidad. La vida se toma en serio.