Desde el mes de agosto los planes de la armadora japonesa Toyota, en alianza con Mazda, apuntan hacia el norte, en concreto a Estados Unidos al anunciar la construcción de una planta de fabricación de automóviles en el vecino país del norte, para la cual se invertirán alrededor de mil 600 millones de dólares.
Asimismo, esta decisión propiciaría la generación de cuatro mil plazas laborales en Norteamérica; desde aquel entonces se indicó que la instalación del nuevo centro de producción no alteraría el proyecto original en Guanajuato, sede que fabricará la pickup Tacoma en lugar del modelo Corolla.
A pesar de que se aseguró que no habría ningún impacto sustancial en el plan de inversión y empleo en México; este martes, de acuerdo con información trascendida por Reuters, Toyota confirmó que reducirá en un 30 por ciento la inversión en la planta ubicada en el bajío a 700 millones de dólares, además de que reducirá la capacidad de producción de un 50 por ciento respecto al proyecto original, a 100 mil unidades al año.
En esta ocasión, según la agencia, el decremento en la inversión no modifica el compromiso de la armadora con el país, el cual es de largo plazo, al tiempo que es necesario para garantizar la viabilidad a futuro de la instalación y de las operaciones.
La firma japonesa aseguró que la decisión no tiene relación con las negociaciones que sostienen México, Estados Unidos y Canadá para renovar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ni de las amenazas del vecino país por salir de la misma.
Para Toyota, este tipo de decisiones, puede representar una afectación de su imagen y por ende de su presencia dentro del país, como ejemplo podemos retomar lo que sucedió con Ford, ya que tras la cancelación de una planta en San Luis Potosí aunado a una mudanza de producción, entre otras acciones, lo que dieron como resultado que personas en redes sociales hicieran un llamado para boicotear a la firma.