Los primeros días de este 2017, Toyota recibió el mensaje que en Twitter envió el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre sus inversiones en México y respondió.
La automotriz afirmó que si bien espera con interés colaborar con la administración del magnate, no retiraría su inversión en México porque no interfiere para nada con los empleos en Estados Unidos.
Por medio de un comunicado en su página oficial, le recordó sus recientes inversiones: de 360 millones en la planta de Georgetown, Kentucky (adición de 750 nuevos empleos); 150 millones para Huntsville, Alabama; 100 millones en Princeton, Indiana (adición de 300 puestos de trabajo); y 90 millones de dólares para Virginia Occidental (80 puestos de trabajo).
El gobierno de Japón no se quedó indiferente ante la situación y salió en defensa de su industria automotriz, pues la amenaza del magnate es imponer aranceles especiales a Toyota en caso de vender en EU autos fabricados en México.
Sin embargo, ¿el mensaje de Trump surtió efecto en Toyota?, que ayer anunció que invertirá 600 millones de dólares y creará 400 nuevos empleos en una planta de ensamblaje ubicada en Princeton, Indiana.
La empresa asegura que no, pues aclaró que la inversión forma parte de un plan de gastos de 10 mil mdd para los próximos cinco años, que ya había anunciado a principios de enero.
Pero, destacar la inversión podría funcionar como un guiño hacia el Primer Mandatario estadounidense, justo ahora que anunció beneficios para las automotrices estadounidenses.
El mandatario dijo a la prensa, durante su reunión en la Casa Blanca con los presidentes ejecutivos de GM, Mary Barra; de Ford, Mark Fields, y de Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, que:
Estamos haciendo el proceso más simple para la industria automotriz, para todos los demás que quieran hacer negocios en Estados Unidos”