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Existen situaciones personales que acumuladas te llevarán a vivir una crisis económica.
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El primer camino que elegimos es solicitar préstamos y usar al máximo las tarjetas de crédito.
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Cuando acumulas deudas en moratoria puedes llegar a necesitar reparadoras de crédito.
Cuando no se tienen unas finanzas personales sanas en las que no se procura el ahorro es más fácil que se presenten crisis económicas tan apremiantes que sean necesarias las reparadoras de crédito.
Por ejemplo, el desempleo, un accidente, una enfermedad como el actual Covid 19, son eventos que afectan tus finanzas si no cuentas con un fondo de ahorro para emergencias.
Mientras más problemas financieros tengas, más buscarás préstamos e intensificarás el uso de tus tarjetas de crédito para solucionarlos.
Si a eso le sumas que la prolongación de la crisis financiera en la que te encuentras inmerso pareciera no tener fin comenzarás a retrasarte en el pago de tus deudas.
De este modo, sin los ingresos suficientes para cubrir tus necesidades básicas y pagar tus créditos y préstamos comenzarás a caer en moratoria.
Al dejar de pagar tus deudas, los intereses de éstas agravarán tu situación financiera y te llegarás a sentir tan abrumado y atrapado por ello que solo buscas encontrar una solución.
Ésta podría ser recurrir a las reparadoras de crédito. Te explicamos cómo funcionan para que puedas evaluar si es la solución que necesitas para salir del problema.
Reparadoras de crédito
Una reparadora de crédito es un intermediario que ayuda a conseguir un descuento en el total de tu deuda o quita, así como elaborar un plan de ahorro de acuerdo con tu capacidad de pago, a cambio del pago de una comisión.
Cabe aclarar que quedará una nota negativa en el historial crediticio y, por lo tanto, serás considerado como un sujeto de mayor riesgo, teniendo así menos posibilidades de obtener un nuevo crédito o préstamo.
Montos de deuda a reparar
Las reparadoras de crédito solo trabajan con personas que tienen una deuda de al menos 30 mil pesos, en tarjetas de crédito, préstamos o tarjetas departamentales.
Los usuarios deben estar atrasados con sus pagos o estar en condición de sobreendeudamiento e imposibilidad de pago.
Toma en cuenta que, aunque las reparadoras te ofrecen grandes descuentos a tus deudas, no pueden garantizar un porcentaje en específico, más bien éste resultará de las negociaciones alcanzadas entre la reparadora y cada institución financiera en donde tengas una deuda.
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Comisiones del contrato
Las reparadoras de crédito cobran una comisión mensual por gestionar las negociaciones.
Y también otra al conseguir la liquidación de tu deuda.
Ambas comisiones estarán incluidas en el programa de ahorro personal que te ofrezcan para liquidar tus deudas en moratoria de acuerdo a tu capacidad de pago.
Historial en el Buró de Crédito
Las reparadoras de crédito son solo un instrumento de ahorro; pero, no borran la deuda del Buró de Crédito, es más, ninguna institución puede hacer esto.
Las Sociedades Información Crediticia (SIC) siempre harán un registro del manejo de tus créditos en instituciones financieras formales.
Índices de morosidad
Se calcula que existe un índice de morosidad del 15% en México. Ante este panorama, las reparadoras de crédito pueden ayudar a evitar los métodos de cobranza agresivos e incluso algunas prácticas ilegales.
Por lo tanto, ayudan a los bancos y tiendas departamentales a recuperar una parte de créditos que quizá daban por perdidos.
Cabe aclarar que las reparadoras de crédito no están reguladas por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef). Solo son supervisadas por la Procuraduría del Consumidor (Profeco).
Si pasas por una emergencia económica agudizada y no te es posible pagar tus créditos, puedes apoyarte en las reparadoras de crédito, las cuales buscarán un descuento a deudas que parecen impagables.
No olvides que te cobrarán una comisión por las negociaciones que realicen a tu nombre y también una comisión cuando termines de liquidar.
Lo recomendable antes de llegar a deudas en morosidad es identificar los hábitos o las situaciones que te lleven a endeudarte.
Evita destinar más del 30% de tus ingresos al pago de deudas, elabora un presupuesto y ahorra una parte de tus ingresos para afrontar ciertas eventualidades.