Cuando buscas vivir con roomates en realidad pretendes ahorrar ciertos gastos.
Compartir departamento o caso ayuda a distribuir los gastos de la vivienda.
Pero en ocasiones esto puede traer más problemas financieros de los que imaginas.
Dejar la casa de tus padres en algún momento se convertirá en tu plan de vida y una de las mejores opciones es vivir con roomates.
Tu independencia dependerá de tu situación financiera y la idea de compartir departamento o casa para distribuir gastos es una realidad tangible.
Actualmente, no importa si tienes algún tipo de vínculo familiar, amistoso o sentimental con la persona que vives, pues existen incluso grupos en Facebook para hacer match entre roomies.
Compartir hogar puede resultar más económico, pero antes de tomar la decisión es fundamental revisar varios aspectos, pues existen escenarios en los que se puede terminar pagando más.
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El dueño es quien manda
Si tú eres el dueño de la propiedad y quieres compartir los gastos de la vivienda este paso es más sencillo.
Pues las reglas las pones tú y quien llegue debe aceptarlas o negociarlas contigo, incluido el precio de la renta y los servicios que tú deberás predeterminar.
Sin embargo, la cuestión se complica si lo que se planea es compartir una propiedad en la que uno de los dos (o los dos) debe firmar un contrato de renta.
El dueño debe conocer y aceptar la idea de compartir las responsabilidades, ya que subarrendar está prohibido en nuestro país.
Generalmente, los dueños prefieren que sea una persona la que se haga responsable.
Si esa persona decide meter a más gente en la propiedad, será problema de ella y de nadie más, siempre y cuando no haga negocio con ello.
Es decir, que no cobre una renta más elevada de la que el propio dueño exige.
No importa si los gastos y la renta la comparten entre dos, tres o más, siempre habrá uno asumiendo mayor responsabilidad y riesgo que los demás, cuestión que debe ser entendida y respetada por todos los que habiten la propiedad.
Así como tendrá mayores responsabilidades quien firme el contrato de renta, también puede tener privilegios, pues de alguna manera se vuelve la “voz cantante” de las negociaciones.
Pero si los que habitan el hogar no lo aceptan y lo asumen como es, comienzan los problemas.
Quizá el contrato que firmó el responsable, lo hizo pensando que siempre compartiría el gasto, pero si de repente se queda solo frente al compromiso de renta, lo que en un principio parecía un ahorro se puede convertir en una deuda insostenible y en pérdidas por aquello del depósito que suele dejarse en garantía.
Por ello es importante la confianza con quien se va a compartir deba ser absoluta, así como la honestidad y el compromiso para cumplir con los acuerdos y contratos, ya sea firmados o de palabra, pues al final se espera que las personas tengan la madurez necesaria para asumir este tipo de responsabilidades.
Cómo distribuir los pagos
Una vez que se han definido los roles, los espacios, las responsabilidades y los montos que cada uno pagará por los gastos de la propiedad (incluida la renta), el paso siguiente es acordar cómo se efectuarán dichos pagos y qué insumos exactos estarán incluidos. Quizá cada quien prefiera comprar su comida y productos de higiene personal, pero no tengan problema en compartir el papel de baño, o tal vez uno quiera tener servicio de TV por cable e internet, pero el otro no.
En fin, las diferencias entre lo que cada parte desea es muy importante que se discutan desde el principio para que todo esté correctamente entendido y acordado.
Asimismo, se deben repartir las responsabilidades de pago o no, pues quizá el acuerdo sea que uno concentre todo el dinero y sea él quien efectúe los pagos. Eso depende de cómo se quieran manejar las cuentas del hogar.
Lo ideal es llevar un presupuesto compartido y responder frente a los compromisos que se asuman, pues si uno se retrasa en un pago puede generar multas o comisiones que en lugar de permitir un ahorro, solo provoquen un gasto mayor que si se viviera solo.
Definan quiénes pueden vivir
¿Qué pasa si uno de los roomies o todos tienen pareja, o alguno recibe muchas visitas constantes que suelen quedarse por unos días?
Esto, aunque pueda parecer trivial, no lo es, pues puede provocar un gasto mayor de servicios como luz, agua, papel, gas y hasta papel de baño.
¿Todos están de acuerdo en asumir el costo mayor? ¿Lo repartirán por igual?
Estas respuestas son cuestiones que más allá de que puedan generar una sana convivencia, también repercuten en la cartera y todos deben estar en posición de asumir el gasto.
Compartir vivienda puede ser una forma de independizarse y de adquirir un propio espacio en el cual vivir, pero no se debe confundir con el hecho de irse a vivir solo, porque en realidad ni se vive solo.
Es verdad que quizá ahora no tengas que responder a las reglas impuestas por tus padres, pero tendrás que hacerlo a las que se acordaron con el compañero de departamento o casa con la suficiente madurez que requiere un compromiso de esa naturaleza, pues finalmente es un contrato de negocios.
Ya sabes que no basta con que “te caiga bien tu roomie”, sino que existen muchos más factores a considerar, y siempre será mejor tenerlos en cuenta ante de tomar una decisión financiera de este tipo.
En RE/MAX puedes encontrar un departamento o casa para rentar y podrías considerar un lugar en una mejor ubicación si es que ya tienes roomie responsable con quien compartir tus gastos de vivienda.