El objetivo final de toda estrategia de marketing y publicidad radica en las ventas, ya sea de un producto o servicio. Se trata del punto final de un complicado proceso orientado desde el comienzo hacia allá.
Sin embargo, las bases deben establecerse desde la definición de a qué tipo de venta se orientará la estrategia, por ello el profesional del marketing debe conocer las siguientes definiciones:
Directa. La venta directa es una oportunidad inigualable para las marcas, si bien es concretar una adquisición cara a cara con el cliente, también se trata de la posibilidad de crear un vínculo con el consumidor, para generar su fidelidad.
Cruzada. Este tipo de venta es la que se concentra en ofrecer dos o más productos de forma simultánea, destacando la ventaja de que tienen un precio global inferior a la adquisición por separado y que generalmente resultan complementarios.
En cadena. Se desarrolla cuando el vendedor entra en contacto con el cliente y logra que compre más productos derivados del que solicitó inicialmente.
Multinivel. Conforma la venta establecida con base en los contactos con los distintos niveles del organigrama de un cliente.
Competitiva. Se trata de la venta enfocada en sumar un valor al producto o servicio para hacerlo destacar ante la competencia y así lograr la preferencia del consumer.
Activa. Es aquella que sólo utiliza la acción del equipo comercial o prioriza su participación; se puede traducir en las ganancias obtenidas por las ventas logradas por dicho equipo.
El departamento de ventas debe tener claro el tipo de acción a realizar y estar en contacto directo con el estratega de marketing para hacer un bloque más competitivo en el mercado, que derive en ingresos para la compañía.
Los resultados de ventas también pueden apoyarse en estrategias como el content marketing, que liderará las técnicas efectivas específicamente para crecer los números en el departamento de ventas, con 20.3 por ciento de las inversiones en el mundo, de acuerdo con cifras proyectadas por Statista.