Sin lugar a dudas, la mezcla equilibrada entre las habilidades duras y las habilidades blandas de una persona, al momento de ser elegida para ocupar un rol dentro de una organización, sería la situación ideal.
Aquella persona que no sólo tenga conocimientos profesionales y esté capacitada para lo que va a hacer, sino que además sea proactiva, dispuesta, tenga vocación de servicio, enfocado a la comunicación interpersonal y que maneje bien el estrés, son características que todas las cabezas de organizaciones quisieran encontrar al momento del reclutamiento.
Pero, ¿qué pasa cuando no logramos esa conjunción perfecta al momento de la selección del personal que integrará nuestra empresa? ¿A qué le debemos dar mayor fortaleza? Seguramente es una de las preguntas que casi a diario se hacen las empresas caza talentos, compañías reclutadoras de personal, o bien, los departamentos de recursos humanos dentro de una organización.
Las habilidades duras son todas aquellas competencias que ha obtenido la persona gracias a sus estudios y experiencias laborales. Un contador, por ejemplo, tendría reforzadas sus habilidades duras si ha trabajado en alguna empresa de auditoría o ha hecho algún postgrado, especialización o estudio superior; al igual que para un abogado lo representaría especializarse en alguna área como la penal, fiscal, etc.; o bien, un médico que no sólo sea cirujano general, sino que además sea obstetra, oncólogo, traumatólogo, etc. Es decir, las habilidades duras vienen dadas por todo aquello que estudias, así como por todo aquello donde has trabajado y has ganado experiencia. Entre algunas habilidades duras tenemos:
- Capacidad de redacción.
- Habilidades de cálculo.
- Manejo de equipos informáticos.
- Gestión de problemas complejos.
- Desarrollo de proyectos de gran envergadura.
- Gestión de problemas relacionados con la operativa de la empresa.
- Optimización y maximización de recursos.
- Incremento de la productividad por fenómenos como las economías de aprendizaje.
- Buen manejo de una situación muy delicada.
- Dirección de operaciones.
- Dirección de personas.
Por su parte, las habilidades blandas o Soft Skills, son aquellas destrezas sociales que impulsan la inteligencia emocional. Estas habilidades transversales o socioemocionales, están enfocadas en desarrollar ciertos valores y rasgos que fomentan la comunicación y la relación efectiva de una persona con aquellas que le rodean. Dentro de estas habilidades tenemos:
- Trabajo en equipo.
- Empatía.
- Adaptación.
- Resolución de conflictos.
- Comunicación, entre otras.
El mundo de la selección de personal ha avanzado tanto desde el punto de vista científico y tecnológico, que ahora hay pruebas que pueden aplicarse a los potenciales trabajadores para identificar sus habilidades tanto blandas como duras (en este último caso por aquello de que “el papel aguanta todo”).
De esta manera, se han incorporado a los procesos de selección juegos didácticos, pruebas de estrés y de manejo de situaciones complejas, de cara a la selección del perfil que más se adapte a lo que requiere la empresa.
No obstante, al momento del reclutamiento puede darse el caso de que el optante al cargo tenga muy buenas habilidades duras, pero no sea proactivo, poco dado a las relaciones interpersonales o no pueda manejar situaciones de estrés; así, como puede darse el caso de que la persona tenga buenas habilidades blandas pero su Curriculum Vitae no tenga tantas fortalezas a nivel de estudio y/o experiencias.
Quizás por venir del área financiera, del área bancaria, vi muchos casos de personas que comenzaron a trabajar en un banco como mensajeros y llegaron a ser presidentes del Banco, o como cajeros de una oficina bancaria y llegaron a cargos muy importantes dentro del mismo.
Inclusive, llegué a conocer a una persona que a nivel operativo era el que más tenía conocimientos del sistema y de la operatividad del área de fideicomisos de uno de los bancos donde estuve en la directiva, y esa persona sólo tenía el título de Bachiller, pero todos los demás miembros de la organización, con títulos y hasta maestrías, llegaban a preguntarle a esta persona cuando tenían dudas de algo relacionado con el área.
Con base a esta experiencia, y por lo que he visto en todos estos años de vida profesional, considero que las llamadas habilidades blandas en la mayoría de los casos llegan a ser hasta más pesadas en la balanza, al momento de escoger a un personal. Los idiomas se aprenden, los conocimientos pueden adquirirse con el tiempo, pero el ser proactivo, tener capacidad de liderazgo, ser comunicativo y empático con los demás, entre otras, son cosas que ni con años de preparación pueden llegar a explotarse si la persona no nace con eso.
Obviamente hay cargos para los que se requieren habilidades duras por encima de las blandas, y es allí donde el papel de los responsables del área de recursos humanos es fundamental para lograr, o al menos buscar, un equilibrio al momento de la selección del perfil que se requiere.
En todo caso, corresponde al área de talento humano de las empresas identificar para qué cargos es fundamental las habilidades duras antes del reclutamiento y clasificar aquellas áreas donde el conocimiento puede venir posterior a la contratación. Es allí donde se fortalecerá a la organización con la contratación de personas con habilidades blandas, aunque sin duda, lo ideal es encontrar ese equilibrio perfecto entre todos.